Con la llegada de las bajas temperaturas, el riesgo de contraer enfermedades respiratorias se incrementa. En ese contexto, es fundamental mantener un sistema inmunológico fortalecido. Una alimentación adecuada, descanso suficiente y hábitos saludables son aliados clave para proteger al organismo frente a virus comunes de la temporada.
Alimentación balanceada: base para una buena respuesta inmune
Durante el invierno, una dieta rica en nutrientes es esencial para reforzar las defensas del cuerpo. Alimentos como naranjas, mandarinas, kiwis y camu camu destacan por su alto contenido de vitamina C, que contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunológico.
El zinc, por su parte, es un mineral que ayuda a reducir la capacidad de los virus del resfriado y fortalece la respuesta de las células inmunitarias. Su consumo mediante suplementos puede ser beneficioso, sobre todo en poblaciones vulnerables como adultos mayores o personas con deficiencias nutricionales. Se recomienda iniciar la suplementación al presentar los primeros síntomas de resfriado para disminuir su duración y gravedad.
Además, el magnesio también cumple un rol importante, especialmente por su influencia en la calidad del sueño, otro factor determinante en la inmunidad. Este mineral puede incorporarse a través de alimentos o complementos nutricionales según necesidad.
Hábitos saludables para mantener las defensas activas
Además de una alimentación adecuada, se deben adoptar prácticas que favorezcan el equilibrio físico y emocional del organismo:
- Hidratación constante: El agua favorece la circulación de células inmunitarias. Beber suficiente líquido durante el día permite al cuerpo cumplir con sus funciones defensivas de manera óptima.
- Ejercicio regular: Realizar actividad física moderada y constante ayuda a reducir el estrés y a liberar endorfinas, lo que repercute positivamente en el sistema inmune.
- Descanso adecuado: Dormir al menos ocho horas diarias permite al cuerpo regenerarse y reforzar sus funciones inmunológicas. Una buena rutina de sueño es clave para mantener las defensas en niveles óptimos.
- Manejo del estrés: El estrés crónico debilita el sistema inmunológico. Para contrarrestarlo, se recomienda incorporar técnicas de relajación como yoga, meditación o mindfulness, que ayudan a equilibrar la mente y el cuerpo.