Por Juan Carlos Mejía Seminario
Cuando llega Fujimori al Poder, llega con un lenguaje anti Partido. Los partidos son la base de la construcción democrática. Si no hay partidos no hay democracia. Fujimori llega al Poder sentado en la ola de moda.
Culpar a los partidos del atraso. La culpa no la tuvo el bipolarismo mundial, sino los partidos. Y eso claramente no fue así. Pero así aparecieron “mesías” anti partido. En ese tiempo, en los 90, el fujimorismo dictó la legislación dirigida a destruir a los partidos, pero fundamentalmente, para destruir al APRA.
En esa década se diseña que los movimientos locales y regionales puedan con unas cuantas “firmitas” inscribirse para participar. No se les pide locales propios, ni permanentes, ni tampoco permanencia en el trabajo popular.
Además como son movimientos con un “DUEÑO” pues hacen campaña electoral con tiempo y anticipación. No realizan ninguna elección interna y solo llenan los papeles para inscribirse en su momento.Es decir, estos movimientos tienen candidatos un año antes que los partidos políticos. No tienen enfrentamientos internos productos de elecciones internas. Simplemente llenan papeles con apariencia de haber realizado elecciones internas.
Este sistema creado por el fujimorismo y mantenido por todos los mal llamados “independientes”, a saber: Toledo, Humala, PPK, Vizcarra, Castillo, mantuvieron y mantienen el mismo estado de cosas con la finalidad de tener demolidos a los partidos.
Pues, como los movimientos regionales y locales tienen sus candidatos 1 año antes y sin problema alguno, cuando los partidos tienen sus candidatos (2 meses antes de la elección), y se busca a sus militantes para la campaña, resulta que el 90% ya está comprometido con otros candidatos que no son de su partido. Y eso debilita las estructuras partidarias.
Las bases provincianas acusarán a los limeños de “no preocuparse” del partido. Y los limeños acusarán a los provincianos de querer destruir la disciplina del partido. Este es el regalo fujimorista para destruir al APRA.
Y que todos lo han mantenido para ese objetivo. De esa manera tienen a su militancia destruida y desunida. La tienen lista para servir a sus intereses. En ese contexto, los apristas no han descubierto que NO SON ENEMIGOS entre ellos.
Sino que los limeños miran de una manera la cosa. A éstos les importa las elecciones presidenciales y congresales de cada 5 años y a los provincianos les interesa las regionales y municipales. De ésta forma los tienen enfrentados y destruido su partido.
Los militantes que quieren participar se van a otros movimientos y llaman a sus compañeros. A los de Lima no les “preocupa mucho” la situación de las regiones. Pero, no se percatan que cuando lleguen las presidenciales les pasará lo mismo. Los militantes de base estarán ya apoyando a otros.
El APRA debe ponerse como tarea la modificación de la LEY o adecuarse a esta circunstancia. Para ello, es importante que sus militantes hagan trabajo de liderazgo social fuera de su partido en forma permanente. No se trata de visitar solo a los apristas de siempre. Se trata de que los militantes candidatos tengan un bien ganado prestigio social. Y además, debe, el APRA tener en sus normas internas una forma de tener sus candidatos un año antes. Y luego ser ratificados en las fechas legales.
El APRA limeña debe mirar con atención a las provincias y entender sus preocupaciones y la visión que tiene sobre el Perú y su futuro. Mientras, el APRA provinciana debe mirar con atención la visión limeña. El APRA nació fundamentalmente para ganar el Gobierno Nacional para la Gran Transformación. Esa visión debe ser respetada en ambos sentidos. Y la única forma es que el APRA trabaje para derogar la norma que la destruye y buscando formas inteligentes de darle fuerza a ambas elecciones: Las Regionales/Municipales y las Presidenciales/Congresales.
El APRA tiene en sus manos su modernización. Un paquete de reformas se debe aplicar. Una reforma que signifique un encuentro consigo misma. Pero también una reforma en formas y estilos. Estas propuestas serán objeto de un siguiente artículo. Por lo pronto, le planteo al APRA centrarse en destruir el núcleo de la maldad Fujimorista que la ha destruido. Ni más ni menos.