Sentada contra la pared de barro de su casa, Humaira Mustapha, madre de dos de las 317 adolescentes secuestradas el viernes por “bandidos” en el noroeste de Nigeria, deja correr sus lágrimas, indiferente a las visitas. Indicó Diario Gestión.
Secuestro masivo en Nigeria
Hafsa y Aisha, sus hijas de 14 y 13 años, dormían en su habitación de la escuela pública Jangebe. En el estado de Zamfara, cuando hombres armados irrumpieron y las secuestraron, en otro rapto masivo de menores en Nigeria.
“Cuando pienso en mis hijas, me invade una tristeza indescriptible”, indicó la madre de familia, enjugándose las lágrimas con su hiyab azul.
“Al servirle la comida a su hermanita, que ha quedado en casa, me pongo a llorar. Me imagino el hambre y sed que deben estar sufriendo”, continúa. “No he podido comer nada desde su secuestro, es que no puedo tragar nada”, argumenta.
Escondida bajo la cama
En la confusión, unas cincuenta chicas lograron escapar. “Ellos llegaron a la escuela hacia la 01:00 de la madrugada y nos despertaron gritando. Insultándonos y disparando tiros al aire”, cuenta Shamsiyya Mujtar, una de las niñas que lograron huir.
“Me escondí debajo de mi cama hasta que se fueron, otras lo hicieron en el baño”, comentó esta adolescente de 13 años. “Me duele mucho al pensar en mis amigas. Rezo mucho por su regreso, me siento muy sola”, añade.
Afán de lucro
Estos grupos armados, operan en la mayoría de los casos con fines de lucro y no por convicciones ideológicas: aterrorizando a las poblaciones del noroeste y centro-oeste del país, robando ganado, saqueando pueblos y organizando secuestros para solicitar rescates.
Desde comienzos de diciembre, también hubo secuestros masivos de niños, como en Kankara, en el estado vecino de Katsina, donde fueron secuestrados más de 300 varones pequeños.
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