La Ley Divina nos enseña que levantar un falso testimonio, calumniar, injuriar a una persona es un pecado gravísimo a los ojos de Dios. Nunca hemos reparado que chismear, o dar por cierto algo que no conocemos o no sabemos es un pecado enorme y fuerte a los ojos de nuestro Creador. Lo consideramos parte del deporte nacional afirmar con indigna maldad alguna cosa de cualquier ser humano.
Hoy analizaremos el contexto del pecado. Su trascendencia. Lo que abarca. Y también analizaremos su contexto legal. Y veremos que el chismear, es algo que en realidad desnutre el alma humana de quien lo hace, hasta hacerla inútil a los ojos del Altísimo.
Hablar mal de una persona, es hablar mal de sus actos, es hablar mal de su alma. Implica necesariamente aniquilar su imagen. ¿Y que es la imagen de una persona? Pues la imagen y semejanza de Dios. Es decir que cuando afirmamos algo o propagamos algo, en realidad estamos afectando la esencia de Dios, su propio ser.
Al destruir la imagen de una persona mediante el chisme, la calumnia, el falso testimonio, simplemente le matamos el alma, aniquilamos su tesoro más preciado, aquello que lo hace semejante a Dios. Por eso es un pecado más grave que matar el cuerpo. La medida de Dios para este pecado es de sumo grado. La calumnia para Dios es el asesinato del alma de un hijo suyo, semejante a EL. Por lo tanto para su dignidad divina es imperdonable. Es un pecado que tiene castigo atronador.
Sin embargo, la Teología sostiene algo que va más allá. Sostiene que cometes pecado de igual magnitud si difundes algo que es cierto pero que pertenece a su esfera íntima y privada. Es decir que constituye también grave pecado difundir no solo falsedades de una persona, sino incluso aquello que siendo cierto va a destruir la Imagen de esa persona. Imagen que por cierto es la Imagen de Dios.
Pero que dice la Ley de los Hombres. La ley humana. Pues la Difamación es considerada por la Ley como un delito. Levantarle un falso testimonio a una persona es un delito. Y vas mas alla, señala que revelar un acto privado de una persona ante los demás es un delito de Difamación. Cualquiera que sea el acto privado. Pues si es privado no tiene ningún derecho a difundirlo. Por eso Difamación propiamente es destruir la Fama, la Imagen.
Y a eso ha llegado nuestra sociedad, a esa desnutrición moral. A no saber que bajo pretexto de la politiquería muchas veces se filtran personas que se acercan a tu lado con un celular para grabar supuestas conversaciones. Luego son editadas las mismas y difundidas con la única finalidad de destruir la imagen, la fama de una persona. La política mal entendida ha llegado a estos extremos que debilitan la verdad, agreden la conciencia humana, pero por sobre todo agreden a DIOS mismo. Y es imperioso que se sepa que Dios en su momento ejercerá su JUSTICIA DIVINA contra los infractores y también la Ley Humana castiga este delito con severidad.
La Imagen de cada ser humano es aquello que lo hace único e invaluable ante Dios. Tratemos de no asesinar la imagen de nadie. Cuantas veces te has convertido en asesino querido lector. Y de seguro ni en el momento de la muerte tendrás conciencia de lo que hiciste y en su momento serás sancionado como corresponde. INFERNUS. Ni más ni menos.