Un bebé nació cuatro años después de la muerte de sus padres. ¿Un milagro? No, fue el resultado de una larga batalla judicial de sus abuelos, que, al perder toda su descendencia, recurrieron a una madre subrogada para que no desaparecieran sus familias.
Todo empezó el 20 de marzo de 2013, cuando Shen Jie y Liu Xi, una pareja de la ciudad china de Yixing murieron en un accidente de auto. Pero con ellos no murió todo. Shen y Liu llevaban dos años casados, y habían decidido hacerse un tratamiento de fertilización in vitro porque no habían podido tener hijos. El accidente, de hecho, ocurrió apenas cinco días antes de que los embriones fueran fecundados, señala The New York Times.
Ahí fue cuando entraron en acción los abuelos. China tiene una estricta política de hijo único, y Shen y Liu eran la única descendencia. Sus padres habían perdido a sus únicos hijos, pero cuatro embriones congelados les daban esperanzas de que pudieran tener un nieto y conseguir así continuar el árbol familiar.
Sin embargo no era tan fácil. La gestación subrogada no es legal en China, por lo que desde un primer momento tuvieron dificultades para lograr que les entregaran los embriones.
Los padres de la pareja fallecida visitaron reiteradas veces el hospital de Nanjing, donde estaban los embriones congelados. Las autoridades del hospital no quisieron recibirlos, así que probaron otra estrategia y presentaron varias demandas hasta que una corte les dio esperanzas.
"El único portador de la sangre de ambas familias lleva la carga de sus recuerdos tristes y del consuelo", sentenció una corte de Wuxi.
Los hospitales chinos no tienen permitido transferir embriones a individuos, así que las familias contrataron a una agencia de fertilización que trabaja con un hospital en Laos. En diciembre de 2016, la agencia recibió los embriones, y los llevó a Laos semanas después. Una mujer laosiana de 27 años fue elegida como madre subrogante.
Otro problema que surgió antes del parto fue cómo hacer para que el bebé tuviera nacionalidad china. Se decidió entonces que la madre subrogante diera a luz en territorio chino, adonde entró con un visado de turista.
El bebé nació el 9 de diciembre pasado en Guangzhou y su abuela materna lo bautizó Tiantian, o "dulce dulce". Obtuvo la ciudadanía china después de que sus abuelos se sometieran a pruebas de ADN que confirmaron su vínculo.
"Tiene los ojos de mi hija", dijo la abuela a Beijing News. "Pero se parece más al padre", agregó.
Tiantian vive actualmente en casa de sus abuelos paternos,que contrataron una niñera para ayudarlos. Su familia materna lo visita a diario.
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