Foto: Walac Noticias / César Enriquez

Para éste novel escritor hoy ha sido un día especial. Uno de esos donde el sentimiento se nota a flor de piel, la voz se quiebra y solo te quedas atento escuchando una de las historias más hermosas, esas que te permiten seguir creyendo en el ser de la persona.

Foto: Walac Noticias / César Enriquez

Era el año 1983, cuando el fenómeno del niño azotaba a Piura, la madre Ana Teresa con determinación caminaba sobre lodo para llegar al comedor de los niños pobres para preparar la sopa, así fundó el comedor para los niños y adultos mayores.

Micaela Bastidas es lugar donde empezó está travesía. “Nadie quería venir a dirigir comedores y los pobladores pedían una religiosa. Yo pedí asumir esa responsabilidad, dice Ana Teresa, mientras sus ojos comienzan a brillar por esos recuerdos.

Los recuerdos que evocan el cáncer que tuvo a los 23 años y por el cual en primera instancia no la dejaban asumir la labor de dirigir comedores, ya que implicaba cocinar. “En ese entonces cocinábamos en ollas de barro y usábamos algarrobo y plástico para el fuego”, manifiesta Ana, no deja de sonreír.

El doctor le daba 06 meses de vida y le prohibió estrictamente hacer esa labor, pero hizo lo contrario. “Pasaron las lluvias y me fui a Lima para hacerme un chequeo y no me encontraron nada. Yo no lo entiendo hasta ahora”, afirma Teresa.

Foto: Walac Noticias / César Enriquez

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Ana es de Cajabamba, una provincia de Cajamarca. Ella estudió en colegio Santa Teresita que estaba a cargo de las Hermanas Dominicas. El padre de Teresa era ingeniero de minas y tenía una hacienda. “Antes los padres te buscaban marido. Mi papá había escogido a un gringo que también tenía hacienda. Papá pensaba que el porvenir era riqueza y eso quería para mí”.

“Por mi parte deba cólera, ya que desde mi punto de vista me sentía tratado como un animal al cual le busca pareja y el dinero no me importaba”, manifiesta Ana Teresa. Su mamá había muerto y su padre por el trabajo no podía cuidarla. La internan en el colegio. Ella decide venirse con la congregación a Piura. Teresa llegó a los 16 años.

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Ahora a sus 92 años sigue con su labor y su determinación. Tiene dos comedores donde se alimentan 60 ancianos y 100 niños. Su cuerpo ya no es el mismo de antes pero su alma es la de una joven impetuosa. El grupo GPS realizará con la madre Teresa y Yolanda unos proyectos como la limpieza de los comedores, arreglar estructuras, donar víveres y la realización de un biohuerto y surtir el botiquín.

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