Para éste novel escritor hoy ha sido un día especial. Uno de esos donde el sentimiento se nota a flor de piel, la voz se quiebra y solo te quedas atento escuchando una de las historias más hermosas, esas que te permiten seguir creyendo en el ser de la persona.
Era el año 1983, cuando el fenómeno del niño azotaba a Piura, la madre Ana Teresa con determinación caminaba sobre lodo para llegar al comedor de los niños pobres para preparar la sopa, así fundó el comedor para los niños y adultos mayores.
Micaela Bastidas es lugar donde empezó está travesía. «Nadie quería venir a dirigir comedores y los pobladores pedían una religiosa. Yo pedí asumir esa responsabilidad, dice Ana Teresa, mientras sus ojos comienzan a brillar por esos recuerdos.
Los recuerdos que evocan el cáncer que tuvo a los 23 años y por el cual en primera instancia no la dejaban asumir la labor de dirigir comedores, ya que implicaba cocinar. «En ese entonces cocinábamos en ollas de barro y usábamos algarrobo y plástico para el fuego», manifiesta Ana, no deja de sonreír.
El doctor le daba 06 meses de vida y le prohibió estrictamente hacer esa labor, pero hizo lo contrario. «Pasaron las lluvias y me fui a Lima para hacerme un chequeo y no me encontraron nada. Yo no lo entiendo hasta ahora», afirma Teresa.
***
Ana es de Cajabamba, una provincia de Cajamarca. Ella estudió en colegio Santa Teresita que estaba a cargo de las Hermanas Dominicas. El padre de Teresa era ingeniero de minas y tenía una hacienda. «Antes los padres te buscaban marido. Mi papá había escogido a un gringo que también tenía hacienda. Papá pensaba que el porvenir era riqueza y eso quería para mí».
«Por mi parte deba cólera, ya que desde mi punto de vista me sentía tratado como un animal al cual le busca pareja y el dinero no me importaba», manifiesta Ana Teresa. Su mamá había muerto y su padre por el trabajo no podía cuidarla. La internan en el colegio. Ella decide venirse con la congregación a Piura. Teresa llegó a los 16 años.
***
Ahora a sus 92 años sigue con su labor y su determinación. Tiene dos comedores donde se alimentan 60 ancianos y 100 niños. Su cuerpo ya no es el mismo de antes pero su alma es la de una joven impetuosa. El grupo GPS realizará con la madre Teresa y Yolanda unos proyectos como la limpieza de los comedores, arreglar estructuras, donar víveres y la realización de un biohuerto y surtir el botiquín.