Los orígenes de la raza de perro Pekinés los encontramos en Asia, concretamente en las montañas del Tíbet, donde se adoraba a esta raza también en la religión. Proviene de los perros lanudos orientales, pero de forma cada vez más reducida y con un pelaje distinto debido al cruce. En estas tierras se trato siempre al animal de compañía como a un ser sagrado y nadie podía hacerle daño, ya que sería fuertemente castigado.

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En cuanto a los cuidados que necesitamos para esta mascota, en realidad no son excesivos. Deberemos siempre cepillarle el pelaje una vez al día. Piensa que al tener el pelo largo tendrás muchos de esos pelos por casa y en la ropa, por lo que si lo cepillas eliminarás bastantes de ellos. En cuanto a la salud no suelen tener problemas graves. La mayoría de ellos mueren de viejos. Lo que más visitas al veterinario generan con esta raza de perro es la nariz. Al tenerla tan chata tienen problemas a la hora de respirar y, como en los Bulldog Franceses, algunas veces se les tienen que operar las fosas nasales para que puedan respirar con normalidad y no se ahoguen.

Simplemente, asegúrate de que visitas el veterinario siempre que sea necesario, aunque tu mascota se encuentre aparentemente bien, dadle una educación adecuada y constante, sácalo a pasear al menos tres veces al día y asegúrate de que tiene el sitio que se merece en casa como nuevo y adorado miembro de la familia.

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