Tener un gato como animal de compañía no es lo mismo que tener a un perro. Son animales completamente diferentes y no se puede esperar que un gato haga lo mismo que un perro. Por lo tanto, las personas deben de educar a sus felinos teniendo en cuenta todas su características propias.

La falta de conocimiento a la hora de adiestrar o enseñar a los gatos puede acabar siendo fatal tanto para el gato, que se puede frustrar, y para la relación entre el animal y el dueño. Para evitar que esto suceda se deben evitar unos cuantos errores que son muy habituales.

Las personas deben de educar a sus felinos teniendo en cuenta todas su características propias.

Los errores más comunes cuando se adiestra a un gato

Gritar o perder los nervios

Intentar que un gato intente hacer una buena acción y no la haga puede generar una sensación de fracaso. Esto puede desembocar en gritos, malas formas e incluso pequeñas agresiones al animal como golpes en el morro o en el lomo.

En ningún caso se debe corregir así a un animales, pues lo que se generará es miedo y eso es algo que se debe evitar siempre. Por lo tanto, siempre se debe corregir con refuerzo positivo para que el animal pueda modificar la conducta errónea.

Hacer correcciones demasiado tarde

Uno de los fallos más elementales, y es algo que también sucede con los perros, es señalar que algo está mal cuando ya es tarde y el gato ya se ha olvidado.

En este sentido, es importante estar pendiente de los errores del gato y corregir al momento. Nunca debe ser con actitud agresiva sino con autoridad y respeto hacia el animal.

Intentar que huela sus excrementos u orines

Muchas personas, cuando ven que su minino ha hecho sus necesidades fuera de su sitio, creen que lo mejor es acercarlo a sus deshechos y enfrentarlos para que vea que está mal.

Sin embargo, los gatos no sabrán qué quiere decir esta acción y no tendrá ningún efecto positivo en él. Solamente le generará frustración y miedo.

Castigar acciones naturales

Los primeros meses con un gato en casa pueden ser complicados. Los felinos, por ejemplo, tienen conductas naturales como rascar que pueden dañar paredes, muebles o incluso la piel.

Esta acción es algo que el gato no puede evitar y que siempre que pueda hará. Aquí la cuestión no es prohibirle que lo haga o castigarle por hacerlo sino proporcionarle las herramientas o juguetes oportunos para que pueda llevar a cabo estas conductas.

No tener disciplina

Este error también es habitual cuando se adiestra a cualquier animal. La incoherencia puede generar confusión en las mascotas. Si se corrige una acción una vez tiene que hacerse siempre. No vale hoy sí y mañana no, pues no habrá ningún progreso en el gato.

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