La obra del fotógrafo piurano Manuel Quiroz Jiménez vuelve a ocupar un lugar central en la memoria cultural del país luego de que el Ministerio de Cultura declarara como Patrimonio Cultural de la Nación su colección de cien foto-óleos dedicados a Catacaos. El reconocimiento destaca la importancia documental y artística de un trabajo que retrata, con precisión y sensibilidad, la vida cotidiana del Bajo Piura a mediados del siglo XX.
Una técnica híbrida que marcó la época
Los foto-óleos de Quiroz combinan fotografía tradicional con una intervención pictórica en óleo transparente, técnica que el artista dominó tras su formación en Bellas Artes y su experiencia como fotoperiodista. El resultado son imágenes que, más allá del registro, construyen un relato visual del pueblo cataquense: calles, plazas, fiestas y personajes capturados sin artificios ni estereotipos turísticos.
Especialistas como Andrés Garay, investigador de cultura visual, subrayan que esta declaratoria permite reconocer la influencia de Quiroz en la construcción de la identidad visual piurana y, por extensión, en la historia de la fotografía peruana. Su mirada, afirma, abrió rutas para comprender cómo lo popular y lo cotidiano también definen el imaginario nacional.
Un archivo resiliente que hoy recibe protección
La colección, custodiada por el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca), sobrevivió a pérdidas ocasionadas por inundaciones que afectaron parte del archivo regional. Con su nueva condición de patrimonio, este conjunto obtiene protección legal que impide su venta, fragmentación o salida del país sin autorización. Asimismo, asegura su conservación en beneficio de la memoria colectiva.
Según la museóloga Cristina Vargas, de la Universidad de Piura, el reconocimiento aporta un respaldo fundamental al patrimonio visual del norte peruano. Además, fortalece la presencia del arte regional en el panorama nacional.
Un legado para entender la identidad del norte
A más de cincuenta años de su producción, la obra de Quiroz se reafirma como una pieza clave para comprender la identidad del norte peruano. Sus foto-óleos muestran que la memoria visual del país se construye tanto desde las grandes ciudades como desde los pueblos que resguardan historia, tradiciones y modos de vida que siguen definiendo al Perú contemporáneo.

