José Abelardo Quiñones Gonzales, un nombre que resuena con honor en la historia de Perú, fue un teniente de la Fuerza Aérea del Perú, declarado Héroe Nacional del Perú en 1966 por su inmolación en una misión aérea durante el conflicto con Ecuador en 1941. Conozcamos más sobre la vida y legado de este ilustre personaje.
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Primeros años y formación
Nacido el 22 de abril de 1914 en el puerto de Pimentel, al norte del Perú, José Abelardo Quiñones mostró desde temprana edad una pasión por la aviación. Sus padres, José María Quiñones Arízola y María Juana Rosa Gonzáles Orrego, lo apoyaron en su vocación. Su interés por la aviación fue influenciado por Karl Weiss, director del Colegio Nacional San José de Chiclayo, donde completó sus estudios primarios. Posteriormente, continuó su educación secundaria en Lima, primero en el Colegio Sagrados Corazones Recoleta y luego en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.
En 1935, Quiñones ingresó como cadete a la Escuela Central de Aviación «Jorge Chávez», destacándose rápidamente por su habilidad en el pilotaje. Se hizo conocido por sus audaces vuelos invertidos cerca del suelo, demostrando su destreza y valentía.
Servicio y heroísmo en la Fuerza Aérea
Cuando estalló el conflicto con Ecuador en 1941, Quiñones formaba parte de la primera división ligera del Perú, con la misión de recuperar la frontera en la zona de Quebrada Seca. El 23 de julio de 1941, la 41° Escuadrilla, bajo el mando del teniente comandante Antonio Alberti e integrada por los tenientes Fernando Paraud, José Quiñones y el alférez Manuel Rivera, despegó de Tumbes para una misión crucial. Durante el bombardeo del puesto enemigo en Quebrada Seca, el avión de Quiñones fue alcanzado por fuego antiaéreo. En lugar de salvarse usando su paracaídas, Quiñones dirigió su avión hacia el blanco enemigo, sacrificando su vida para cumplir su misión.
Legado y homenaje
Tres meses después de su heroico acto, el 19 de octubre de 1941, los restos de Quiñones fueron entregados por el coronel Octavio A. Ochoa, jefe de la IV Zona Militar del Ecuador, en un gesto de respeto y reconocimiento. Ochoa declaró: «Entrego a la Fuerza Aérea del Perú los restos de quien supo honrar a su patria, a su pueblo y a su fuerza armada. Mi pueblo [ecuatoriano] rinde homenaje al pueblo peruano, dignamente encarnado en la figura heroica de José Abelardo Quiñones Gonzales.»
La inmolación de José Abelardo Quiñones Gonzales no solo es un acto de valentía sino también un símbolo de patriotismo y dedicación a su país. Su legado perdura en la memoria de los peruanos, recordándonos el valor y el sacrificio en defensa de la nación.