En agosto de 2007, un terremoto de magnitud 7.9 sacudió la provincia iqueña de Pisco. Más de 590 personas perdieron la vida, más de 431 mil quedaron damnificadas y más de 91 mil viviendas fueron destruidas. Hoy, 18 años después, expertos analizan cuánto hemos avanzado en prevención y en la edificación de viviendas más seguras frente a futuros movimientos sísmicos.
Según el arquitecto Jhonatan Cruzado Villanueva, coordinador de las escuelas de Arquitectura e Ingeniería Civil de la Universidad César Vallejo, “el sismo de 2007 definió un punto de inflexión para la ingeniería sísmica en el Perú, impulsando cambios importantes en el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE). Estos incluyeron nuevas zonas sísmicas, mejoras en la calidad de materiales y procesos constructivos más rigurosos”.
Entre las modificaciones más visibles se prohibió el uso de ladrillos pandereta en albañilería confinada, se retiró el acero de 1/4 en elementos críticos y se fortalecieron los controles municipales para regular procesos constructivos y alturas de edificaciones. Estos avances, aunque significativos, requieren constancia en su aplicación.
No obstante, el experto advirtió que la autoconstrucción sigue siendo una amenaza. “Gran parte de la población joven y nueva en expansión sigue construyendo de manera precaria, sin profesionales cualificados”. Señaló que terrenos irregulares, grietas estructurales y materiales de baja calidad son señales de vulnerabilidad que, de no atenderse, pueden tener consecuencias fatales.
“Reforzar o estabilizar una vivienda precaria puede costar desde montos accesibles hasta inversiones significativas, dependiendo del tipo de construcción, su ubicación y el daño estructural. En casos extremos, la recomendación técnica puede ser la no habitabilidad del inmueble”, expresó el especialista.
Si un terremoto similar al de Pisco ocurriera ahora, “el 40 % de las edificaciones informales podría colapsar y el 80 % sufrir daños estructurales considerables”, estima el especialista. Además, infraestructuras críticas como agua, alcantarillado y electricidad tendrían interrupciones graves, complicando la respuesta de emergencia.
A 18 años del terremoto de Pisco, los avances son innegables, pero la tarea está lejos de completarse. La educación, la supervisión y la construcción responsable son claves para reducir riesgos. Este 24 de agosto, la Universidad César Vallejo te invita a su examen de admisión, para que formes parte de la generación de profesionales que construirán un país más seguro. Inscríbete ahora: https://somos.ucv.edu.pe/pregrado