El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, confirmó en una reciente entrevista que no lamenta su decisión de ordenar el asalto a la Embajada de México en Quito para detener a Jorge Glas, exvicepresidente durante el gobierno de Rafael Correa, quien tenía asilo por México poco antes del incidente.
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Asalto a Embajada de México: decisión polémica, pero necesaria
En declaraciones a SBS, Noboa explicó que la acción se tomó debido a la creencia de su gobierno de que México había violado convenciones internacionales al otorgar asilo a Glas. Aunque reconoció que fue una decisión difícil, Noboa justificó su acción afirmando que tenían información sobre un plan de escape de Glas.
«Nuestro gobierno condena el uso de embajadas como refugios para criminales», agregó Noboa, refiriéndose al rechazo del asilo a personas procesadas por delitos comunes según la Convención sobre Asilo de Caracas.
Jorge Glas enfrentaba órdenes de detención por malversación de fondos públicos relacionada con obras posteriores a un terremoto en 2016, además de condenas previas por corrupción. Noboa reiteró que Glas tuvo un juicio justo, aunque el exvicepresidente ha denunciado persecución política.
Visión del presidente sobre la polémica
En cuanto a las críticas sobre su imagen de «mano dura», Noboa afirmó que busca ser visto como justo y no necesariamente como autoritario. Argumentó que evitar la fuga de Glas era esencial para su credibilidad. Respecto a la crisis con México, expresó su interés en reunirse con López Obrador para resolverla de manera amistosa, incluso sugiriendo un encuentro informal para comer.
La intervención en la embajada mexicana llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países y a una denuncia de México ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por violación de soberanía e infracción del derecho internacional.