La ejecución de las pistas en el centro de la ciudad de Piura tras los daños causados por las lluvias y la insatisfactoria calidad de las obras previas, demanda una inversión de 68 millones de soles por parte de la Municipalidad Provincial de Piura, según el actual alcalde de Piura, Gabriel Madrid.

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Piura, la joya del norte peruano, una ciudad marcada por su historia, cultura y calor incesante, se ve empañada por un problema que aflige a sus habitantes y visitantes por igual: el deterioro de sus calles y pistas. Detrás de este desgaste, que se manifiesta en baches y socavones, se encuentran razones multifacéticas que van más allá de la simple erosión natural.

La combinación del clima extremadamente cálido y las condiciones geográficas de la región contribuyen de manera significativa a este escenario desolador, poniendo a prueba la resistencia de la infraestructura vial.

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Zigzagueo

Los huecos en las pistas son más que meros obstáculos en el camino; constituyen un auténtico peligro que desata la ira de los conductores y socava la integridad de los vehículos. No es solo la congestión generada por el esquivo zigzagueo para evitar estos cráteres urbanos, sino también el impacto directo en los sistemas de suspensión y dirección de los automóviles, que se ven sometidos a una tortuosa prueba de resistencia.

En un magnífico despliegue de creatividad municipal, Piura ha logrado convertir sus calles agrietadas en una obra maestra de la desolación. El polvo, ese ingrediente mágico que se levanta de las grietas como un fantasma incómodo, es la contribución estelar a este espectáculo de insalubridad. La maleza, por supuesto, no se queda atrás y decide asomarse entre los huecos con la gracia de una intrusa que ha llegado para quedarse.

Ilusión de paisaje

Pero no podemos pasar por alto los montículos de tierra, cuidadosamente acumulados por nuestros incansables trabajadores ediles en los bordes de las pistas, creando la ilusión de un paisaje que ha sido diseñado por un visionario de la decadencia urbana.

Las calles, en lugar de ser el lienzo por el cual la ciudad pasea su grandeza, se han convertido en la escenografía perfecta para un drama trágico de suspensión y dirección vehicular.

Así que, queridos ciudadanos, bienvenidos a la versión surrealista de Piura, donde las calles no solo te llevan de un punto A a un punto B, sino que también te ofrecen un viaje emocional inigualable a través de la desolación y la falta de planificación urbana. ¡Bravo, Piura, por transformar la conducción diaria en un acto de malabarismo digno de circo!

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