Su nombre original es parque "Néstor Martos" y se ha convertido en punto de encuentro de todos los males que podría tener una ciudad. Por el día deja a la vista de los transeúntes el abandono en el que ha caído y por las noches la oscuridad acompaña a los bulliciosos jóvenes quienes no tienen ningún reparo en hacernos testigos de sus desenfrenos.
Los vecinos de las urbanizaciones aledañas ya se han quejado por los diferentes medios de comunicación, pero las autoridades de la Municipalidad de Piura solo se han limitado a enviar patrullas del serenazgo que poco o nada ayudan.
Parque inseguro
Teresa Namuche, una vecina de la Urb. Santa Ana cuenta que hace una semana dos sujetos se pararon afuera de su casa, cada uno con un cuchillo en la mano. Según esta moradora, los asaltos y las peleas callejeras son constantes, sobre todo los fines de semana. "Uno no puede salir por miedo, ni ahora que hace tanto calor", comenta Teresa que vive frente al parque y ve como la tranquilidad de las noches de los fines de semana se ve interrumpida por los jóvenes que llegan a divertirse sin control. "Los chicos que vienen fuman, toman cantidades, dejan todo el parque sucio con botellas", agrega, indignada.
Basura acumulada
Una trabajadora municipal encargada de la limpieza de las áreas verdes del parque reafirmó el testimonio de la señora Teresa: lo que más recoge son botellas de todo tipo de licor. Indicó también que los fines de semana junta entre 5 y 6 cajas grandes de basura. El trabajo es exhaustivo y le ocupa bastante tiempo. Tanto así que el trabajador encargado de llevarse la basura del parque llega cuando ella aún no ha terminado. En estos casos, que suelen ser los más frecuentes, parte de los deshechos deben quedar acumulados hasta el día siguiente.
Hace dos semanas los vecinos de la Urb. Santa Ana decidieron ensuciar las bancas del parque con aceite quemado, con la esperanza de alejar a los jóvenes que invaden el lugar por las noches. Sus esfuerzos fueron el vano.
Un solitario trabajador del SECOM camina por las veredas del parque para asegurarse de que no suceda nada malo. Se apellida Valdiviezo, él asegura que este lugar de recreación no posee la seguridad que debería tener por un tema de presupuesto. En las noches tan solo pueden mandar 1 o 2 patrullas del serenazgo. Estas dan un par de vueltas, luego se van y todo sigue igual.
"Erradicar" le llama Valdiviezo a la acción de solo decirles a los problemáticos jóvenes que se retiren del parque, así sean menores de edad. "Los erradicamos, no los llevamos a la comisaría porque ahí ni los reciben, ven que están borrachos, que son menores de edad y nos los reciben, los dejan ir", dice Valdiviezo.
La intranquilidad de las noches no es el único problema que posee el parque. En la zona más cercana a la urbanización El Chilcal las bancas de concreto han sido destruidas, nadie sabe por quién. Las veredas están llenas de desmontes, basura y ramas de árboles que algún día fueron podadas y que nunca más se acordaron de ellas. La pintura celeste de las bancas y los muros que cercan las áreas verdes luce casi traslúcida y le da un aspecto totalmente lúgubre.
También las autoridades han olvidado reponer el desaparecido busto de Néstor Martos, a quien le debemos la gran representación en la escritura y el peridiodismo que dejó por nuestra ciudad. En su lugar han colocado una especie de cerco de fierro sucio encima de la columna que sostiene una desgastada placa que nos recuerda que desde 1996 nadie más volvió a preocuparse por este parque.
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