El padre Juan Arturo García Trelles, sacerdote de la parroquia Cristo Rey de Piura, logró vencer a la COVID-19, después de más de 10 días afrontando la enfermedad.

Él nos cuenta que, actualmente, se encuentra en un 90 % de recuperación y que, desde ya, planea continuar brindando ayuda y soporte espiritual a los pacientes COVID-19 de la región, tal como lo ha venido realizando desde el inicio de la pandemia.

El padre Juan Arturo conversó con Walac Noticias, y nos contó detalles sobre cómo sobrellevó la enfermedad, su proceso de recuperación y el trabajo que, desde la Iglesia, viene realizando en la lucha contra la pandemia.

Padre, ¿cómo ha sido todo este proceso de su recuperación?

Esta enfermedad es muy incierta, que no solo afecta la parte física, sino la psiquis y el espíritu porque mucha gente se deprime. Gracias a Dios, a las oraciones de los fieles, sacerdotes y de los obispos que han estado pendiente de mí, desde el primer día de contagio; enviándome médicos y enfermeras hasta que ya tuve que ser internado en el hospital para que la recuperación evolucione.  

Gracias a Dios, aquí estoy. Yo empecé la enfermedad el 5, me diagnosticaron allí. Estuve 10 días en la parroquia y el resto de días, hasta el sábado, lo pasé en el hospital Regional (Cayetano Heredia). Estuve muy bien atendido por los médicos, una calidad humana de los médicos que hay que resaltar.

¿Cómo se contagió?

En realidad, como ustedes saben, tres veces por semana voy a los hospitales, yo me dedico, solamente, a visitar a los enfermos de covid-19 en los hospitales y a los que están en casa. Pero mi contagio no ha sido visitando a los enfermos de covid-19, sino que fue por una imprudencia mía, con un amigo mío, que es médico, con su novia, y que están en planes para casarse.

Ellos me invitaron a almorzar, subimos en el auto, con las lunas arriba, aire acondicionado, me quité la máscara, ellos también. Entonces, la novia, al siguiente día, me llama y me dice que tenía algún tipo de malestar, ella es estudiante de Medicina, él le dijo sácate la prueba y le salió positiva.

Por ende, me pasó la voz a mí e inicié todo el proceso. Más que todo, creo yo, que ha sido una negligencia mía, yo lo reconozco porque no debí sacarme la mascarilla en el carro. Por eso, de los errores uno aprende. No me he contagiado en los hospitales, en donde a veces me quedo hasta dos horas visitando a los enfermos, pero, sin embargo… Pero así es la vida, Dios nos corrige y de los errores uno se aprende.

¿Cómo tomó la noticia del contagio de la covid-19?

Con calma, con mucha serenidad. Inmediatamente le avisé a mi obispo, él, con muchísimo cariño, ha estado pendiente de mí y de muchos sacerdotes que se han enfermado, ayudándome con medicina, médicos y todo el tratamiento en casa y siempre ha estado pendiente de mí. Yo lo tomé con mucha tranquilidad, con mucha paz, y lo que me ha sostenido es saber que, detrás de mí y de muchos sacerdotes, hay gente que reza por nuestra recuperación. Eso, psicológica y espiritualmente, nos ayuda muchísimo.

Eso yo lo he comprobado porque yo tengo la experiencia de un tío mío, que es médico en España, y él estuvo contagiado con este virus. Eso fue una situación muy dura para él porque estuvo entubado mucho tiempo. Ante esta situación, él sintió un alivio cuando un sacerdote lo fue a visitar y entonces él me escribe dándome gracias por eso, que es algo que siempre yo le he leído y le ha ayudado muchísimo.

Padre, durante sus visitas a los hospitales ¿también ha visto esta incertidumbre por parte de los pacientes?

Tuve la oportunidad de visitar a incluso hasta médicos que han estado en UCI. Yo pude darle la unción de los enfermos a Víctor Lizana y así a muchas personas, a varios médicos, que también tuvieron la necesidad del alivio. A la gente se le devuelve la esperanza, porque muchas veces la gente ingresa y no sale. Entonces, ven un sacerdote, y se les devuelve la esperanza, se motivan. A veces me decían, “Padre, les da una razón de vivir y de luchar”.

¿Cómo ha sido su trabajo en la pandemia?

Desde el inicio de la pandemia, cabe resaltar que yo no he hecho cuarentena. Constantemente, hemos estado recolectado víveres y alimentos con mis amigos piuranos, me acompañaba el Ejército en toque de queda. Entonces, íbamos y entregábamos. Pudimos repartir 5 toneladas de pollo en diferentes zonas, en varios días.

 

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Publicado por Walac Noticias en Miércoles, 22 de abril de 2020

Luego comenzamos con el tema del oxígeno. Mucha gente necesitaba recargar y, sobre todo, la necesidad que tuvo el padre Jorge Olaya, un compañero mío, de llevar oxígeno a Talara constantemente. Allí surgió, cuando su padre fallece, la idea de seguir ayudando a la gente.

Es así como comenzamos con las recargas de oxígeno en la planta. La gente nos traía los balones, nosotros los llevábamos a las plantas. Luego los llevábamos a Paita, a Talara, a Cura Mori, etc., a la gente más necesitada.

Y eso lo regalábamos, con nuestros propios recursos, luego mucha gente se fue sumando, hasta que un momento la Fundación Romero me llama y me dice que me tienen 100 tanques de oxígeno y yo agradecidísimo. Yo con uno era suficiente. Entonces, me dieron 100 tanques y con esos hemos empezado a trabajar durante 4 meses.

Lo que quiero recalcar ahora es que la iglesia es una en la diversidad. Esta parroquia es diferente a la del otro sector, pero somos una. Entonces, como esto ya se desbordaba, le pedí apoyo al padre Luis, de la parroquia San José y le di todos los tanques a él. Hicimos todo el traspaso, todo bien y él ahora tiene eso. Lo que yo quiero demostrar es que somos la Iglesia.

En algún momento, la parroquia Cristo Rey es un brazo, ahora la parroquia San José es otro brazo. La parroquia El Santísimo es una pierna, la parroquia Nuestra Señora del Tránsito es otra y así formamos el cuerpo místico de la iglesia y todos nos ayudamos por el bien de todos, sin distinción de credo, color o raza.

Cuéntenos sobre el importante rol de la solidaridad de los piuranos en esta pandemia

La gente de Piura es muy solidaria. Muchos piuranos anónimos han ayudado, yo creo que, gracias a Dios, hemos salvado a mucha gente, hemos salvado a muchas vidas. También hemos brindado bastante soporte espiritual, ya cuando le pasé los tanques al padre Lucho, ya me dediqué plenamente a la parte pastoral de visitar enfermos.

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Publicado por Walac Noticias en Jueves, 28 de mayo de 2020

Ahora que ya se encuentra recuperado al 90 % ¿continuará con esta labor pastoral?  

Sí, yo me recupero y tendré que ver a los enfermos. Eso es lo que fortalece mi sacerdocio. Nosotros nos hemos hecho sacerdotes para servir. Mientras más servimos, más felices somos.

¿Qué acciones van a realizar ahora?

Por ahora y, antes de enfermarme, recibí una llamada desde Estados Unidos, de la asociación Help Perú y me dijeron que, a través mío, querían canalizar una ayuda. Entonces, hemos canalizado una ayuda de 30 concentradores de oxígeno de 10 metros cúbicos, valorizados en poco más de 1000 dólares cada uno.

Como dice el Señor, dar gratis, lo que has recibido gratis.

Entonces, ya hemos enviado 10 concentradores a la parroquia de La Huaca, en la zona de Paita, a través del padre Víctor Cruz. También hemos entregado varios concentradores a varias personas por aquí que se enteraron, con la condición de que se los prestamos y tienen que devolverlos. Los concentradores no los alquilamos, no pedimos ni un sol por ellos. Como dice el Señor, dar gratis, lo que has recibido gratis. Si esto es una donación, pues nosotros, simplemente la administramos.

Nosotros la entregamos, verificamos que todo marche bien, lo recuperamos y así vamos ayudando. Ahora, vamos a entregar un lote de concentradores al padre Jorge Olaya, de la parroquia de Cruceta, que él estuvo ayudándome en la primera parte de la pandemia, junto con el padre José Salas, que es el párroco aquí y gracias a él se ha podido realizar esta labor, porque él es el párroco y sin su venia no podíamos hacer nada. Entonces, ha sido pieza fundamental aquí también.

¿Cuál es el mensaje que usted compartiría a los piuranos?

Es importante la solidaridad, Cristo pasó por el mundo haciendo el bien, curando enfermos y nosotros los piuranos tenemos una característica, que somos muy solidarios. No debemos dejar de lado esa solidaridad y sigamos apoyando a las personas, con lo que se pueda. A través de las parroquias, que son los entes más confiables para canalizar la ayuda, desde mi opinión personal.

Ánimo, a cuidarnos muchísimo, nadie está libre de esta enfermedad. Afortunadamente, a mí no me ha dado tan fuerte, como a muchas personas. He visto morir a muchas personas, dándoles la unción de los enfermos. Es muy duro, pero también es reconfortante saber que, a través de mi precariedad como sacerdote, el Señor puede hacer grandes prodigios.

Por eso, hermanos, amigos, cuidémonos, no dejemos de lado la solidaridad, la caridad de Cristo. El Arzobispo de Piura consiguió la planta de oxígeno en tiempo récord, es impresionante. Eso demuestra el corazón del piurano, es súper solidario. Para muestra un botón.