Martha Hildebrandt (1925-2022) se inició en los estudios lingüísticos en la Universidad de Nacional Mayor de San Marcos, precisamente con una tesis doctoral pionera con la que obtuvo el Premio Nacional de Cultura en 1949: El español de Piura: ensayo de dialectología peruana. La parte más sólida de aquella tesis corresponde al estudio lexicológico de un nutrido grupo de piuranismos.
El repertorio de Hildebrandt está distribuido por un criterio etimológico: voces patrimoniales, neologismos, voces de origen quechua, términos onomasiológicos y voces de origen incierto. Ese listado, con sus 277 entradas léxicas, constituye la base de toda la lexicografía norperuana posterior. Hildebrandt toma en consideración El lenguaje peruano (1936) de Pedro Benvenutto Murrieta, quien había solicitado colaboraciones en provincias también para completar su estudio con un diccionario de peruanismos que quedó inacabado. Sus corresponsales norteños eran José Vicente Rázuri, en Piura; en Sullana, Idelfonso Coloma y Luis Lituma Portocarrero, cura párroco de Tambogrande.
Hildebrandt, en cambio, consigna los materiales detectados por ella misma en una breve estancia en la hacienda de la familia León, en Malingas, con la ayuda del hacendado y escritor, don Rómulo León Zaldívar, conocido por sus relatos. Ahora bien, el único autor piurano referido en su tesis es Enrique López Albújar: “Según Enrique López Albújar, el “che” piurano tiene su origen en una voz africana cuyos significados eran tan variados como los de la actual interjección norteña”.
Esa vocación por la lexicología se acrecentó posteriormente bajo la sabia dirección de Ángel Rosenblat en la Universidad Central de Venezuela, donde Martha Hildebrandt ejerció la docencia entre 1953 y 1961. Antes de regresar a Lima publicó su estudio sobre el léxico de Bolívar (1961). En 1969 publicó su gran estudio sobre los Peruanismos, con el que recibe, por tercera vez, el Premio Nacional de Cultura. Obra muchas veces elogiada, ha conocido ya tres ediciones en 1969, 1994 y 1998. Le siguieron El habla culta (2000) y 1000 palabras y frases peruanas (2011). Nunca deja de publicar, con la asistencia de Paola Arana, sus famosas notas léxicas.
Hildebrandt tuvo una destacada participación política, desde que el dictador Velasco Alvarado la nombró directora del Instituto Nacional de Cultura. Será por un tiempo subdirectora general de la Unesco y congresista durante el gobierno de Alberto Fujimori. Fue presidenta del Congreso, pero su mayor legado pudo ser la creación del fondo editorial del Congreso de la República. Fue catedrática de Fonética General y Española en San Marcos y miembro de la Academia Peruana de la Lengua desde 1971. Ella redactaba con excelente solvencia las propuestas léxicas que proponía Perú para su incorporación al diccionario oficial. Piura siguió presente, en voces como “chifle”, “gua”, y dará lugar a rechiflas, cuando critica la educación recibida por Vargas Llosa “en escuelitas de provincia”.
Una joven universitaria de 24 años hacía entrevistas en el patio de la hacienda Malingas y así redactaba la primera y única descripción detallada hecha de un dialecto local peruano. En fila esperaban los peones para responder a sus preguntas. Martha Hildebrandt hizo así su tesis para optar al título de doctora en letras. Sin pretender un «estudio exhaustivo», hace observaciones muy interesantes de la fonética piurana, caracterizada por arcaísmos y vulgarismos como: agora, escuro, jarto, jumar, cirgüela, por la diptongación de hiatos: maistro, rial, pérdida de la palatal gaína y epéntesis palatal: criyatura, feyo, aspiración de <-s> implosiva ante velar: mohca, y velarización de <-n> final.
En su tesis, Martha Hildebrandt observaba muy atinadamente que, frente al aislamiento que vive Piura con respecto a Lima, existía un gran intercambio comercial con Ecuador, donde también hay “chifles”, de lo que «se interfiere un intercambio cultural intenso». Una vieja ruta comercial unía el puerto de Paita con las ciudades de Loja y Cuenca, y muchas familias de Guayaquil venían a pasar la temporada a Paita, para escapar de las fiebres. Hildebrandt siempre tuvo en cuenta la dimensión sociohistórica del léxico, y por ello denunciará el machismo de calificativos como “chancletero”, “pisado”, “sacolargo” o la impuntualidad que declaran expresiones como ”hora peruana” y “hora Cabana”. Hildebrandt supo explicar a cabalidad el léxico peruano, en el marco de las hablas sudamericanas, más allá del mero registro lexicográfico.
Autor: CARLOS ARRIZABALAGA