Cuando había reelección de Alcaldes, regidores, Gobernadores y consejeros regionales era indispensable la figura jurídica de la revocatoria. Pues, si esa autoridad quería reelegirse y de alguna manera tenía el respaldo de los recursos públicos para su campaña electoral, había que advertirle al pueblo desde el saque la calidad de autoridad que puede luego reelegirse.

Una vez derogada la institución de la reelección para éste tipo de autoridades resulta inútil tener como argumento jurídico de control democrático la Revocatoria. No solo es inútil, sino desestabilizadora e irresponsable.

Pues, al no haber reelección, el peligro de que una autoridad corrupta o incapaz (o ambas) se perennice en el poder queda descartada.

Por esa razón, una de las reformas que éste temporal Congreso debería derogar sería la Revocatoria. Pues esta figura no ayuda a formar ciudadanos responsables que se informan por quien votar y por qué votar. Sino forma electores sinvergüenzas que van y votan por el que quieren porque “Si me equivoco en un año lo saco con la revocatoria”.

Esta figura en un concepto de No reelección agrede no solo la democracia sino la gobernabilidad de un país.

Por estas razones les planteo a los futuros congresistas legislar con sabiduría jurídica y beneficiar al país evitando una polarización excesiva que traer desgobierno y pobreza. Ni más ni menos.

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