En los últimos años, situaciones complejas de inestabilidad social, política y económica originadas en algunos países del mundo, conllevaron al desplazamiento obligatorio de grandes grupos humanos hacia nuevos territorios. En América, el caso más importante e impactante acontecido en la última década, es la migración de venezolanos, quienes dejaron atrás su país e iniciaron un éxodo, exponiendo incluso su propia integridad, en búsqueda de un futuro mejor.
De acuerdo al portal web de la ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados), nuestro país ocupa el primer lugar como país de acogida de personas venezolanas con necesidad de protección internacional, con más de 532 mil solicitudes presentadas para la condición de refugiados y; es el segundo, a nivel mundial, como destino de refugiados y migrantes venezolanos, con más de 1.5 millones de personas venezolanas que han llegado a Perú.
En este escenario, juegan un papel muy importante iniciativas que fomenten y faciliten el proceso de adaptación e integración de los migrantes venezolanos en las naciones de acogida. Proyectos educativos y de arte, son importantes alternativas para lograr este objetivo, porque aportan en la disminución de la problemática de discriminación, prejuicios y estigmatización que existe hacia la población migrante.
Proyecto educativo de asistencia técnica
Este año, Piura fue una de las regiones donde se desarrolló el proyecto educativo denominado “Asistencia técnica a ocho instituciones educativas de Piura, Chiclayo y Trujillo para la planificación, organización y ejecución del Buen Inicio del Año Escolar 2024, con enfoque de inclusión educativa y atención a la diversidad cultural”, promovido por la oficina de UNESCO en Perú y ejecutado en consorcio por las instituciones Capacidad e Innovación para el Desarrollo y el Instituto Peruano de Educación en Derechos y la Paz, en coordinación con la UGEL (Unidad de Gestión Educativa Local).
Este programa de asistencia técnica educativa, se desarrolló durante los meses de febrero y marzo del presente, hasta la apertura oficial del año escolar, 11 de marzo. Al respecto, uno de los formadores del proyecto en la región Piura, fue el profesor Miguel Pingo Nolasco, quien estuvo a cargo de la I.E. 15177 José Olaya Balandra, centro educativo ubicado en el A.H. Nueva Esperanza, distrito Veintiséis de Octubre.
“Nuestra labor como formadores del proyecto fue acompañar a los directivos, docentes y trabajadores en general de la institución educativa para la planificación, organización y ejecución del Buen Inicio del Año Escolar 2024, específicamente asesorar y orientar a todas las personas que trabajan con estudiantes peruanos y extranjeros. Ha sido una experiencia muy gratificante porque nos permitió compartir con todo el equipo, conocimientos de enfoque educativo y diversidad cultural, para contribuir a una mejor educación”, precisó Pingo Nolasco.
La I.E. 15177 José Olaya Balandra, cuenta con 23 estudiantes venezolanos, matriculados el año escolar 2024, distribuidos en los tres niveles educativos de inicial, primaria y secundaria; del mismo modo, en cifras menores, existen estudiantes ecuatorianos y colombianos.
Logros obtenidos en el proyecto
De acuerdo al formador, uno de los primeros logros obtenidos fue la sensibilización a todo el personal de la I.E. para comprender este fenómeno de la migración, a través de talleres, conversatorios y material educativo. También, se contribuyó en el proceso de aprendizaje de todos los docentes, que si bien ya cuentan con formación pedagógica y académica, era necesario fortalecer y desarrollar estrategias que les permitan trabajar con mayor profundidad en enfoques de inclusión y diversidad, contando con la participación de padres de familia y la APAFA, quienes también asumieron estos enfoques. Estos logros se vieron reflejados durante el primer día de clases y en adelante en los docentes, por ejemplo, el trato de amor, respeto y cariño a todos sus estudiantes, sin excepción.
“La educación es un derecho que tienen todas las personas que viven en nuestro país, sean peruanos, que hayan vivido un proceso de migración interna (provenientes de la sierra o selva) y externa (extranjeros). El derecho a la educación le corresponde a todos los niños, niñas y adolescentes, no sólo para su acceso, sino también asegurar su permanencia y culminación. Como docente y formador considero sumamente importante el proceso de aprendizaje con enfoques de inclusión educativa y diversidad cultural, dentro y fuera de la escuela, porque finalmente todos somos educadores cuando aplicamos estos enfoques, al tratar de erradicar los estereotipos, prejuicios y estigmas para contribuir a tener paz, bienestar y desarrollo”, finalizó Pingo Nolasco.
Proyecto novedoso
Por su parte, el Mg. Walter Llapapasca Timoteo, director de la I.E. 15177 José Olaya Balandra, señaló que este programa de asistencia técnica educativa ha sido novedoso porque anteriormente no se había tomado en cuenta ese enfoque de diversidad cultural, por lo cual, ha sido vital para los estudiantes, ya que a los docentes se les capacitó para su buen trato sin excepción. “En nuestra institución siempre tomamos el camino de no discriminar, porque todos somos seres humanos y tenemos el derecho a la educación principalmente y debemos derribar esos muros de fronteras y erradicar la discriminación sea por un tema de nacionalidad o por otros aspectos como sexo, raza, idioma, religión, etc.”, manifestó Llapapasca Timoteo.
El directivo señaló que los estudiantes venezolanos destacan, por ejemplo, el año 2022 un estudiante venezolano fue elegido brigada municipal, cumpliendo tareas importantes como velar por los derechos de sus compañeros, asegurar su participación, así como brindarles espacios para que expongan sus puntos de vista y problemática.
“Trabajamos con valores cristianos, unión y solidaridad, a los estudiantes se les enseña civismo y el bien común, a valorar al ser humano como un ser fundamental de la sociedad, sin ningún tipo de discriminación, incluso se inculca el intercambio cultural a través de diversas actividades de integración y confraternidad. No deben existir ese tipo de barreras, debemos aprender a convivir con todo tipo de personas, respectando sus costumbres e idiosincrasia”, agregó el directivo.
Finalmente, señaló que a los padres de familia se les llama e invita a participar a todas las actividades, con el objetivo que brinden sus puntos de vista, ya que juegan un rol importante en el proyecto de asistencia técnica educativa, sobre todo aquellos padres de familia de estudiantes venezolanos.
Experiencia de los padres de familia
La señora Leida García (29), madre de familia venezolana de la I.E.15177 José Olaya Balandra, tiene al segundo de sus tres hijos, como estudiante de cuarto grado de educación primaria de dicha institución educativa. Como muchas familias venezolanas, salieron de su país en búsqueda de un futuro mejor, para el bienestar de sus hijos. El año 2019, llegaron a Perú, pero dos años antes arribó su esposo.
La madre de familia venezolana señala que les ha ido en general todo bien, pero inicialmente tuvo problemas con el proceso de inserción a la educación peruana, para el segundo de sus hijos.
“En general nos ha ido todo bien, pero tuve problemas con mi hijo, el año pasado, en un colegio donde sufrió bullying de sus compañeros, igualmente el personal administrativo nunca ayudó a solucionar el problema. Este año, antes del inicio de clases, mi hijo participó del programa Aprendiendo Unidos de la UNESCO, a través de ellos me ayudaron a insertarlo a la I.E. 15177 José Olaya Balandra, donde ha sido bien acogido por su docente, quien ha estado pendiente de él en todo momento y estoy contenta con la acogida de todo el colegio”, declaró Leida García.
“Aprendiendo Unidos”, fue liderado por la UNESCO y se desarrolló en el marco del Programa binacional Perú – Ecuador “Del Desplazamiento a la Integración”, teniendo como objetivos fomentar la inclusión de niñas, niños y adolescentes venezolanos que no accedieron al sistema educativo peruano, de igual manera fortalecer sus habilidades socioemocionales y sus conocimientos educativos.
“Como mamá mi mensaje sería que debe haber más empatía, porque nosotros tuvimos que salir de nuestro país por la situación complicada que atravesaba, pero quizás en algún momento peruanos necesiten salir también al extranjero y quieren ser recibidos, tener un trabajo digno, acceso a la educación, a la salud y derechos básicos”, subrayó la madre de familia.
De la misma manera, Oscariett Alejandra Aponte (24), ama de casa venezolana, tiene a una de sus hijas cursando estudios en el segundo grado de educación primaria de la I.E.15177 José Olaya Balandra.
“Recién este año mi hija logró insertarse a la educación peruana, porque en febrero del 2023 que llegamos a Perú no encontré vacante. Ha sido un cambio totalmente drástico porque es una cultura y costumbres diferentes. Sin embargo, a mi niña le está yendo bien en el colegio, no ha tenido ningún inconveniente, su profesora la trata muy bien, con cariño y respeto. Todos somos iguales, tenemos los mismos derechos y las ganas de salir adelante. Tenemos que desearle siempre el bien a los demás, tratarlos con humildad y respeto, más aún si vienen de otros lugares porque no es fácil dejar atrás todo para empezar nuevamente en otro país”, subrayó la señora Oscariett Alejandra Aponte.
El arte, motor de integración y sensibilización
Deiver José Vilera Chaparro (28), natal de Caracas (Venezuela), es músico profesional, toca la viola desde hace más de 15 años, gracias a que en las escuelas de su país, la música es un curso obligatorio, desde entonces ama la música. Inició tocando el cuatro (Instrumento de cuerda típico de Venezuela), luego aprendió a tocar instrumentos de percusión y cuando ingresó apoyado por su familia a un núcleo del Sistema Nacional de Orquestas, tocó el violín y a los 11 años conoció la viola, instrumento del que se enamoró. En adelante, dedica su vida netamente a la música.
Al llegar a Perú, hace siete años, Deiver llegó directamente a Piura a desarrollar su arte. Este año participó mostrando su talento musical y compartiendo su experiencia en los talleres desarrollados por los formadores del programa de asistencia técnica educativa, ejecutados en la I.E. 15177 José Olaya Balandra y otros dos colegios de Piura.
“Me invitan justamente a los talleres porque había participado en unas capacitaciones de la UNESCO sobre Gestión Cultural, donde inicié un proyecto social que se parece mucho a uno que hay en mi país, el Sistema Nacional de Orquestas, que consiste en crear pequeños núcleos en todos los rincones de Venezuela que tienen el objetivo de sacar a los jóvenes del tiempo de ocio y darles un instrumento. Mi proyecto ganó también un concurso y empecé a implementarlo con la Universidad Nacional de Piura, aunque acá es un poco más complicado encontrar auspicios, a diferencia de Venezuela donde los recursos son ilimitados. La meta es rescatar a los jóvenes, hacerles entender que quizás no seas el mejor músico del mundo, pero con la música pueden ser mejores personas y profesionales. Entonces, en los colegios que me invitaron mostré mi arte, compartí mi experiencia y principalmente di el mensaje que la música y el arte pueden salvar vidas”, destacó Vilera Chaparro.
Cuando Deiver llegó a Perú, en agosto de 2017, vino porque una amiga que estaba trabajando en la Orquesta Sinfónica de Piura, le aviso que había una vacante y evidentemente porque en ese momento Venezuela estaba en su peor momento económico político y social; sin embargo, cuando llegó ya habían ocupado la vacante y tuvo que trabajar en un chifa, igualmente como técnico de reparación de computadoras y celulares. Luego el destino le llevó a enseñar música en el colegio Christian Life Community School y en sus tiempos libres tocaba también en las calles, hasta que en abril de 2018 tuvo la oportunidad de postular e ingresar a la Orquesta Sinfónica de Piura, como violista, hasta la actualidad. Esta experiencia le ha permitido compartir conocimiento e integrarse con sus compañeros.
“Desde mi experiencia, si estás en otro país te empapas de su cultura musical y sus artistas, incluso al mismo peruano le interesa mucho tu cultura, entonces allí comienza esa hermandad donde yo aprendo, pero tú también aprendes, comienza esa fusión e intercambio de conocimiento donde se genera esa integración, hermandad y siempre va a generarse ese punto de crecimiento y aprendizaje mutuo. A mi gracias a Dios, no me ha pasado un tema de discriminación, porque siento que con el arte te abres puertas en cualquier parte del mundo y más si lo ejecutas bien. Quizás no seas el mejor músico del mundo, pero te va a ayudar en tu vida como ser humano y profesional, sobre todo si estas en una situación de migrante, por eso doy ese mensaje que se inculque el arte en los niños, adolescentes y jóvenes. Igualmente, siempre se debe dar la oportunidad de conocer a la gente, no todo el mundo es bueno, pero sé que la gente buena es más que la gente mala, sino que lo malo tiene más publicidad y es lo que vende”, agregó el músico venezolano.
Un viaje bastante gratificante y aleccionador
Por su parte, Luis Terrones Toribio (36), flautista y compositor trujillano, vive desde hace 12 años en Piura, tierra calurosa a la que llegó para trabajar en la Orquesta Sinfónica de Piura, donde hasta la actualidad es la primera flauta y donde comparte buena parte de su tiempo con hermanos musicales de Perú y el extranjero, entre ellos su amigo venezolano Deiver Vilera Chaparro.
“El viaje ha sido bastante gratificante porque he podido conocer muchas personas que son grandes amigos, he aprendido mucho como profesional y me ha permitido seguir creciendo como músico, además de abrirme posibilidades a hacer otras cosas, como brindar clases, hacer arreglos y mostrar mi música. En este mundo musical siempre te vas a juntar con personas de diferentes ciudades y países, ha sido positivo para mi conocer grandes amigos, con quienes hemos podido compartir y aprender, como por ejemplo con Deiver, con quien tengo la oportunidad de seguir trabajando y quien vino a aportar a la sinfónica el tema de nivel, ya que en Venezuela tienen todo un sistema musical que acá recién se está implementando. En cuanto a sus costumbres rescato que son muy independientes, fuertes y positivos”, precisó Terrones Toribio.
Luis al igual que Deiver, cree que el arte, especialmente la música, toca la sensibilidad de las personas, así como enseña a ser mejor seres humanos y profesionales, por eso también considera importante inculcarla desde todas las tribunas posibles.
“El arte sensibiliza a las personas en general, por eso creemos que enseñar música o algún tipo de arte en las instituciones no es porque los estudiantes necesariamente tendrían que convertirse en músicos o artistas, sino para ser más sensibles, ya que nos va a llevar a encontrarnos con nuestra humanidad; asimismo adquirimos cualidades como aprender a escuchar, a apreciar y a ser empáticos. Hay muchas formas de hacer arte, vengo de un pueblo pequeño y tengo la suerte de que mis padres me apoyaron, por eso sería interesante que las autoridades también se preocupen por inculcar cultura y arte, desde la Orquesta Sinfónica siempre tratamos de llegar a la institución más chiquita y al pueblo más recóndito”, finalizó.
Datos
- La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define el término migrante “…como un término genérico no definido en el derecho internacional que, por uso común, designa a toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente, y por diversas razones…”
- De acuerdo a cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), como resultado de las Encuestas dirigidas a la Población Venezolana, el 35.6% (ENVOPE – Año 2018) y el 29.6% (ENVOPE – Año 2022) de la población venezolana se sintió discriminada.
- Según datos difundidos en el Foro regional Educación más allá de las fronteras. Solidaridad regional para la garantía del derecho a la educación, al año 2023 un total de 123 mil 886 estudiantes venezolanos se matricularon en la Educación Básica Regular (Perú), de los cuales el 91.3% (113 mil 114) ingresaron a instituciones públicas y el 8.7% (10 mil 772) a instituciones privadas.
Este texto (adaptado) ha sido parte del Concurso “Periodismo responsable para combatir la discriminación y la violencia contra población migrante y refugiada”, región Piura, recibiendo mención honrosa por parte del jurado. La ejecución del concurso estuvo a cargo del Colegio de Periodistas de Piura, la ONG WeWorld y el Instituto de Defensa Legal (IDL).