El consumo de grasas trans incrementa el riesgo de padecer cáncer de mama y próstata, además de infartos al corazón y derrames cerebrales. Por eso, es importante no ingerir estos productos porque realmente son un veneno para la salud de las personas.
Así lo informó la exdecana del Colegio de Nutricionistas del Perú, Saby Mauricio, al programa Salud y Bienestar, de Andina. Ella señaló que, por lo general, este tipo de grasas trans están en productos de pastelería, golosinas, precocidos, frituras, entre otros.
Las grasas trans son productos de la industria alimentaria. Esta consiste en convertir los aceites líquidos a estado sólido a través de un proceso de hidrogenación parcial. Ello tiene la finalidad de otorgar una mejor consistencia a los alimentos y que se conserven por mucho más tiempo, manifestó al programa Salud y Bienestar, de Andina.
Cáncer de mama y próstata
Sin embargo, dijo que estas grasas trans no tienen ningún beneficio para la salud; al contrario, son perjudiciales para el organismo porque obstruyen las arterias y aumentan el riesgo de sufrir graves enfermedades cardiacas.
“Los principales daños que ocasiona las grasas trans son infarto al corazón y derrames cerebrales; pero también está relacionada a otras enfermedades como el cáncer de mama y próstata. Por esta razón es que no debemos consumir estos productos nocivos para la salud”, añadió.
Al ingresar las grasas trans a nuestro cuerpo, sostuvo, no solo obstaculiza el paso de la sangre por las arterias; sino que provoca un estado inflamatorio crónico del organismo que debilita el sistema inmunológico de la persona. Esto lo hace más vulnerable a sufrir de estos tipos de cáncer mencionados.
Lamentablemente, estas grasas trans, una vez instalado en el organismo, no se pueden eliminar. Pues, debido a su condición sólida se adhieren a las arterias impidiendo que la sangre bombee adecuadamente. En cambio, la situación es diferente con las grasas saturadas, ya que con una alimentación saludable se puede revertir la acumulación de ésta, precisó.
La nutricionista indicó también que el daño que hace la grasa trans frente a la saturada es 25 veces mayor. Ante ello, recomienda que es necesario leer las etiquetas de información de los productos para saber qué alimentos no debemos consumir.
Evitar el consumo
Recomendó a los padres evitar darle productos ultraprocesados a sus hijos que contengan grasas trans porque últimamente se está observando que cada vez hay más niños y adolescentes con problemas de colesterol y triglicéridos elevados en la sangre.
“Yo tuve una paciente de 16 años que tenía 1,000 mg/dl de triglicéridos cuando lo normal es que a su edad deba estar en 150 mg/dl, y lo peor es que la paciente no sentía nada, por eso se le llama un asesino silencioso porque no manifestaba síntomas esta enfermedad”, acotó.
Pero no todas las grasas son negativas, dijo, ya que muchas de ellas aportan los nutrientes que el cuerpo requiere como son las grasas saturadas y no saturadas por lo que tenemos que aprender a identificar y a ser prudentes en su consumo.
Las grasas saturadas se encuentran en los alimentos de origen animal, como las carnes, embutidos, o la leche y sus derivados; también están presentes en algunos vegetales, como el aceite de coco y de palma. El consumo excesivo de estos lípidos eleva los niveles de colesterol, la obesidad, enfermedades del corazón y presión alta.
Por tanto, Mauricio subrayó la importancia de acudir al nutricionista por lo menos una vez al año; y, así, evaluar la alimentación de la persona con el objetivo de construir hábitos de alimentación saludable.
Asimismo, hizo hincapié en que antes de comprar cualquier producto debemos revisar los octógonos que figuran en las etiquetas y publicidad de los alimentos procesados y bebidas no alcohólicas porque estos advierten cuándo un producto es alto en grasas trans o saturadas.
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