Lo que vivimos en el Perú en los últimos meses, nos evidencia el daño inmenso que causó Fujimori al Perú con el sistema que implantó en los años 90. En 1992 el Congreso Bicameral que tenía el Perú pagaba 1,000.00 dólares a cada congresista en forma mensual. Hoy se le paga 10,000 dólares mensuales.
Esa fue la reforma que hizo Fujimori. Multiplicó enormemente los gastos excesivos en el Congreso. Otra perla fujimorista fue el sistema político que tenemos. Despedazó los partidos políticos con tradición, valores e historia en beneficio de grupos “independientes” que constituyeron en su mayoría verdaderas bandas armadas para asaltar el Estado.
El 100% de presidentes regionales o gobernadores presos en este momento son “independientes”. Igual sucede con los ex presidentes de la República. El sistema de clientelaje político permite el regalo; la remuneración; movimientos “independientes” que aparecen 4 meses antes de las elecciones, sin ideario y solo apostando a los regalos y a la cara del candidato han destruido la política como servicio al país.
Este sistema perverso instalado por el dictador Fujimori ha destruido al país. Lo ha vuelto esencialmente corrupto, lo ha desnudado ante sí mismo de una manera brutal. Urge que el país reflexione y vuelva al origen de la democracia, un sistema de partido moderno.
Los partidos tienen el deber de modernizarse y devolverle al país la calma, la confianza. Para ese efecto, los medios de comunicación deben dejar de ser un activo colocador de presidentes, alcaldes a cambio de prebendas y poder. Esta maraña tejida con los encuestadores ha herido de muerte la institucionalidad en el Perú. Es hora de un cambio total, el pueblo lo pide. Desmontemos el aparato fujimorista que tanto daño nos ha causado y volvamos los ojos a los partidos que ya deben estar modernos. Ni más ni menos.