Por: Lourdes Atoche, estudiante de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura

¿Matriarcado o no? Hablar sobre las capullanas es tratar cuestiones relacionadas a su función en la estructura familiar, su vida interpersonal, en el campo o el origen de su nombre. Docentes de historia como Pável Elías, Víctor Velezmoro y Matías Cruz coinciden respecto a lo que se explora cuando se habla de ellas. Sin embargo, el tema que genera desconcierto es el tipo de gobierno que las cacicas ejercían “en pueblos de Piura entre los siglos XVI y XVIII”.  Son dos visiones sobre la misma realidad histórica: Pável Elías explica que el mando de estas mujeres era un hábito ejercido, pero bajo ciertas condiciones, mientras que Matías Cruz habla de un matriarcado, en el que las capullanas tenían el máximo poder sobre los hombres.

Jorge Pável Elías Lequernaque, historiador y docente de la Universidad de Piura (UDEP), refiere que en la región existen diversas creencias y afirmaciones equívocas sobre el control que aquellas mujeres poseían antes y durante la colonización española. Agrega que “los investigadores siempre que se planteen como objetivo un estudio sobre el gobierno de las cacicas en Piura deben basarse en la utilización de fuentes históricas primarias relevantes: documentos de archivo y crónicas que contrastadas acercan a la verdad”.

Matías Cruz, docente, historiador cataquense y promotor de la cultura Tallán, sostiene que este periodo de dominio “fue la etapa del matriarcado”. La mujer asumió el poder político, administrativo y social dentro de la nación Tallán. “Eran las autoridades máximas de los curacazgos”. Agrega que cuando un curaca se iba a la guerra, una mujer quedaba a cargo del cacicazgo. “Era la que lo reemplazaba” y ejercía “todos los poderes”. Cuando ella tenía que salir –añade– asumía el cargo la hija mayor. “Todos le debían obediencia y respeto”, asegura.

Sin embargo, Pável Elías explica que en el Archivo General de la Nación de Lima se pueden encontrar documentos que detallan las costumbres que prevalecían en los valles de la costa de Piura. Especialmente en lo que atañe al gobierno de las capullanas. Según él, estas mujeres no desempeñaban un rol que pueda calificarse como un matriarcado, sino que simplemente llevaban a cabo una práctica habitual cuando el cacique, por ejemplo, no tenía hijos varones legítimos para sucederlo en el cargo. “La hija mujer era la que, a la muerte del padre, lo reemplazaba y asumía como gobernante de su pueblo”, explica. Y agrega que “tal vez esta dinámica fue la que sorprendió a los españoles”.

No eran amazonas

El historiador y profesor Víctor Velezmoro  atribuye parte de la confusión a los propios cronistas españoles. “Cuando escribí sobre las capullanas en el libro de historia de Piura, señalé que los cronistas españoles le quisieron dar a las capullanas una figura similar a la de las mujeres míticas guerreras, las Amazonas. Tal vez eso ha ido distorsionando la manera cómo las percibimos”, explica.

Sostiene que no se sabe hasta qué punto la ley española permitía el acceso de las mujeres al poder, en especial, de mujeres indígenas.Posiblemente eran esposas de caciques que, al morir los caciques, recibían el poder mientras sus hijos estuvieran en minoría de edad”, expone. Solo existe un caso –resalta el historiador– de mujeres que tuvieron el poder por sí solas: el caso Colán. Según relata, hubo una madre que, al morir su esposo y con su hijo pequeño, “funge de cacique durante muchísimo tiempo”.

En opinión del experto, se trata de mujeres que tenían una especie de liderazgo que, sin embargo, no trascendió. “Las figuras femeninas no han trascendido, porque eran indígenas, no porque fueran mujeres”, señala.

Según sus investigaciones, la mujer capullana reproducía modelos organizativos y sociales, y tenía una participación importante en la vida de la sociedad, concentra el espíritu de la sociedad, de la familia. “Lo vemos desde Huamán Poma de Ayala, y es que las mujeres andinas y en todo caso también las mujeres de la costa de la costa norte del Perú tenían una participación muy importante en las festividades, pues ellas eran las que, con sus cantos, con sus bailes, con su alimentación, con la comida que habían preparado, engalanaban esas escenas de bailes que se hacían y de festividades y de ceremonias que se realizaban”.

Caso particular

La comunicadora social y presidenta de la asociación cultural Tallapoma de Sol y Luna, Teresa Juárez, quien se basa en el libro Historia del Tahuantinsuyo de María Rostworowskit, asegura que “el caso de las tallanes era una cuestión particular en Piura”, pues, a diferencia de otros lugares de la costa norte, las cacicas, en ese entonces, gozaban de todas las prerrogativas del curaca como vivir de la redistribución, disfrutar de las fiestas con mucha holganza y escoger a sus esposos tanto nobles como del pueblo, pero bajo ciertas condiciones: ante la muerte del curaca, un extenso viaje que debía realizar, a falta de varones dentro de una etnia del conglomerado Tallán o “también cuando se les veía que poseían habilidades de administración o mando”, afirma.

La periodista Teresa Juárez
La periodista Teresa Juárez

Ya en el siglo XVII, el “gobierno efectivo” de la mujer se iba perdiendo. Pável Elías comenta que “ahora quien ejercía el poder en el cacicazgo era el esposo”. Matías Cruz también expuso al respecto y dijo que el poder de las capullanas se volvió objeto de burla por el gobierno que ejercían. “Los españoles comenzaron a imponer su autoridad, a desaparecer los curacazgos o cacicazgos, y a poner sus gobernadores en diferentes lugares que, posteriormente, se convirtieron en corregimientos”, explica.

Una imagen de mujer férrea y trabajadora

¿Tuvieron un papel en los enfrentamientos bélicos? Velezmoro explica que, en el mundo virreinal, las mujeres que ejercían como caciques, al igual que los hombres, eran indígenas ennoblecidas, que tenían tierras e indios a su cargo, lo que les daba un espacio de poder y reconocimiento. Destaca figuras como la de María Parado de Bellido o Micaela Bastidas, esposas de caciques, que no dudaron en usar todos los recursos y su poder para apoyar las causas de sus maridos. En el norte del Perú –expone– no se conocen nombres representativos.

“Lo interesante es saber que son un ejemplo de cómo las mujeres participaron en las guerras de independencia, y con ello se tumba un mito, el de creer que las mujeres fueron personajes secundarios, que nunca participaron de la guerra, y no, nada que ver”, añade.

Velezmoro también señala que “la figura de la capullana transmite una imagen de lo que es la mujer piurana. Una mujer firme, férrea, trabajadora, que sabe enfrentarse a las situaciones negativas y no deja de amar a su familia, a su tierra y todo lo hace siempre con el afán de sacar adelante a los suyos”.

Teresa Juárez sostiene que la mujer tapollana –como prefiere llamarla en la lengua Tallán– “ha dejado una huella significativa en la historia, pues ahora, sin ir muy lejos, la podemos ver reflejada en las mujeres emprendedoras de Catacaos que ante las adversidades buscan salir adelante”.

Trabajo colectivo

En el mundo andino una característica distintiva de las capullanas fueron las formas colectivas de trabajo. Hoy, en distritos de Piura y Catacaos, una tradición es realizar tareas en conjunto como la preparación de la chicha de jora o la creación de arte artesanal. Velezmoro destaca que “realizaban un trabajo colectivo y de organización”.

Matías Cruz, al retratar a estas mujeres, sostiene que ejercían una influencia vital en su comunidad. “Eran líderes”, resume. Y añade que eran “autoridades que velaban por el bienestar del pueblo, y siempre fue así, porque querían mejorar sus condiciones de vida”.

Consulte aquí el mapa de influencia de Las Capullanas en Piura

Esta nota ha sido elaborada por estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura. Colaboraron: Lourdes Atoche (redacción); Pablo García, Arantxa Valladares, Giusseppi De La Cruz, Atenas Vega, Víctor Adrianzen, Lourdes Atoche (investigación), Víctor Adrianzen (fotografía) y Pablo García (mapa).

La fotografía “mujeres tejiendo” que abre esta cobertura fue extraída del libro Piura y Chicheríos.