La crisis del COVID-19 ha conducido a las familias peruanas a realizar diferentes actividades para compensar la disminución de sus ingresos. De acuerdo con el informe realizado por el BCRP, al año 2021, el 40,5% de los hogares gastaron sus ahorros; el 22,1% redujeron su consumo y sus gastos; el 18,3% encontraron otras fuentes de ingreso; el 15% recibieron ayuda del gobierno; y sólo el 11,8% de los hogares peruanos aumentaron sus deudas.

Si comparamos este comportamiento en el periodo de la crisis financiera del 2008, se tiene que sólo el 13,8% de las familias utilizaron los ahorros para compensar la reducción de sus ingresos; el 18% disminuyó su consumo; el 10,7% consiguieron otras fuentes de ingreso; y el 21,7% solicitaron mayores niveles de endeudamiento.

Es decir, en tiempos de pandemia, las familias optaron por el consumo de sus ahorros; y la reducción de sus gastos, debido a que muchos de los hogares peruanos ya se encontraban sobreendeudados.

Las políticas implementadas del retiro de la CTS y de la AFP han logrado mantener los niveles de consumo en las personas de mayores ingresos que disponen de un trabajo formal; mientras que las transferencias monetarias realizadas por el Gobierno han compensado el gasto en las familias de menores ingresos.

Ahora bien, este año aún no termina del todo la pandemia y existe inflación, elevadas tasas de interés e inestabilidad política; por lo tanto, las familias seguirán disminuyendo sus ahorros, reduciendo sus gastos y buscando nuevos emprendimientos para compensar la disminución de sus ingresos.

Tiempos difíciles que requieren de mucha previsión.