Es importante para un país que las instituciones mantengan su solidez con el paso del tiempo y las crisis. Ninguna institución es eterna. Pero de hecho cuantos años tenga más respetabilidad e historia acumulan. Una de esas instituciones, que duda cabe, es el APRA.

Tiene 92 años de vida. Está muy cerca de cumplir un siglo vida. Y es obvio que los aportes más importantes al civismo político en el siglo 20 y parte del 21 lo ha dado el APRA. Sin embargo, la revolución de las comunicaciones la han puesto contra las cuerdas.La revolución del internet, del celular, de las redes sociales pues han destruido viejos paradigmas. Y hoy pretendo hacer algunos aportes que no son de carácter ideológico ni tampoco de carácter estructural.

En algunos casos tienen que ver con viejas prácticas y viejos pensamientos que incluso hoy muchos jóvenes de este tiempo las enarbolan y siguen como parte del patrimonio del APRA como partido. Y en otros casos tiene que ver con sugerencias estatutarias para ayudar en la consecución de la tan ansiada renovación.

I.- CAMBIO DE ACTITUDES Y VIEJAS PRÁCTICAS.-

1) El APRA debe saberse partido político. No es una institución asistencialista. Tampoco debe ser el fin. El APRA es un partido, un medio de transformación. En consecuencia es natural que el APRA vea el acceso al Poder como su medio para poder realizar sus planteamientos políticos. Dentro del partido hay tendencias que prefieren un APRA sin la misión de llegar al Gobierno para realizar planes.

2) Siguiendo con el razonamiento del párrafo anterior. Se debe potenciar, respetar y ayudar a las individualidades. Es decir, si bien es cierto es un partido con ideas sociales, no deben desdeñarse los liderazgos de personas que pueden servir mucho en el objetivo del partido. Y en ese sentido no debe ser malo ni pecado que algunos de sus militantes expresen los deseos de llegar a representar a su partido como candidatos en elecciones. Debe ser lo más natural. Debe desterrar la idea de que quien exprese esas ideas tienen “intenciones subalternas”. Pero, ¿por qué puede ser subalterno que alguien que ingrese a un partido quiera ser candidato?. Si el fin, la finalidad de un partido político es justamente participar de la vida política de una nación, región o ciudad. No les cerremos el paso ni los dañemos. Esos valores terminarán aburridos y se irán o bien a sus propias vidas o bien donde puedan ser valorados.

3) En consecuencia con lo señalado antes,se debe evitar que los lirismos atrapen al APRA. Hay varios lirismos que se repiten como si fueran verdades absolutas y que han ido dañando muchísimos años al APRA. Uno de esos lirismos hermosos es aquél que dice: “A Palacio de Gobierno(Léase al Poder) llega cualquiera. Pero nosotros queremos estar en la conciencia del pueblo”. Si bien es cierto ese trozo de discurso fue bueno en su momento y en su contexto, no es una verdad de fe que ayude o motive. Esa frase latiguea el optimismo conceptual. Te dice sin disimularlo que te acostumbres a perder, por que más importante es llegar a la conciencia pero jamás al Poder. Digamos que ese trozo repetido fuera de contexto es el discurso sicológico del perdedor permanente. Si un partido no está hecho para ganar elecciones y poner en práctica sus ideas y programas, ¿Entonces, para que está hecho?.

4) Un partido no es una acumulación de personas solo para dar caridad o ayudar al prójimo. Que eso está bien. Sino que su fin principal es ser un medio, una forma de poder expresar un pensamiento llegando al Poder.

5) Se deben Desterrar eufemismos. Si alguien quiere ocupar un cargo que lo diga. Que lo exprese. Que no sea mal visto. Que se destierre la idea de que alguien que postula a un cargo partidario no va a querer luego ser autoridad. Esa norma o tradición debe ser derogada. Funcionaba y era normal en época de persecuciones o dictaduras en donde se requería la dedicación a tiempo completo. Pero en épocas de modernidad o democracia es una vieja práctica que debe ser desterrada. Lo que si debe quedar claro es que una vez que es elegido autoridad partidaria si desea postular a un cargo estatal por libre elección debe renunciar a ese cargo. No debe decirse, es que los anteriores lo hicieron. Si justamente de lo que se trata es de cambiar viejas prácticas que alejan al APRA de la ciudadanía. No lo ven como una escuela de civismo, sino como una escuela de viveza.

6) Se debe Desterrar que la familiaridad trae poder. Que si un pariente se dedica y quiere ser autoridad partidaria se permita como algo natural que otros parientes de este lo sean.

7) Que se Vea como natural tener invitados en las Listas. El APRA no puede ser un partido cerrado. Debe entender que es una pequeña porción del país. Y que existen personas con ideas importantes y una representatividad social o intelectual de primera calidad.

8) Que se Destierre la vieja práctica que para elegir a alguien debe ser quien esté más horas en los locales. O que se acerca saludar por los cumpleaños. O cosas que en absoluto no tienen nada que ver con propuestas ciudadanas para mejorar la ciudad, la Región o el País. El APRA debe fomentar líderes con propuestas no solo para mejorar la institución. Recordemos que esta no es un fin. Sino propuestas que mejoren a los peruanos.

Para que este cambio de viejos paradigmas, esquemas mentales o viejas prácticas deban ser desterradas se requiere:

II.- MODIFICACIONES ESTATURIAS.-

1) No a la Reelección de Dirigentes. Si quieres que más se interesen en la política pues al menos que no haya reelección inmediata. De esa forma desconcentras el poder. Permites más armonía social.

2) No al nepotismo dirigenciario. Si un dirigente es tal. Pues que la esposa no lo sea. Ni los hermanos. Ni los hijos. Ni los sobrinos. Evitemos que se vea natural lo que está mal. Que se concentre poder en pocas manos.

3) Las autoridades regionales y locales partidarias deben encargarse de las inscripciones de candidatos antes los órganos electorales y de las elecciones de sus circunscripciones. Incluso un año antes de las elecciones ya deben tener sus candidatos.

Espero estos aportes cumplan el objetivo.Vivimos otros tiempos. Y hay que adecuar y liberar fuerzas. La Democracia peruana necesita partidos renovados en ideas y actitudes. No solo rostros. Ni más ni menos.