Crisanto Pérez, un escritor español que no sólo eligió vivir en la ciudad peruana donde abundan los algarrobos, Piura, o como a él le gusta llamarla: ‘San Miguel’. Sino que también prefirió construir aquí su trayectoria como escritor. En su incipiente pero prometedora carrera ya ha logrado ganar algunos concursos literarios, tales como: el III Premio Internacional de Novela Altazor, con su obra “La última muerte de Silvino Forossi”, en el 2016; la XXV edición del Concurso Internacional de Relatos Ciudad de Zaragoza, con su obra “La casa escondida”; y la XXXV edición del Concurso Internacional de Cuentos Ciudad de Tudela, con su libro “Árboles enanos”.
¿Cuándo descubre su vocación cómo escritor?
A los 15 años me di cuenta que mi sueño era ser escritor. Por eso estudié Filología Hispánica e hice mi especialidad en Literatura. Luego al leer tanta literatura buena me sentí muy ‘chiquito’ como para comenzar a escribir.
Terminé la carrera y llegué a Piura, a los 26 años, para trabajar en la Facultad de Educación de la Universidad de Piura (Udep) cómo profesor de Lengua y Literatura. Tuve mucho trabajo. Recién en el 2006, después de hacer mi doctorado, empecé a escribir cuentos. Una de las razones que me motivó a iniciarme como escritor fue un comentario que un colega me dijo: “Qué bonito escribes sobre lo que escriben los demás”. Entonces pensé que debía comenzar a escribir mis propias obras.
¿Cuáles fueron las obras literarias que leyó primero?
Cuando tenía diez años gastaba la asignación semanal de dinero que me daban mis padres para comprar libros de literatura. A esa edad leía cuentos de terror de Agatha Christie y Stephen King. Luego, en secundaria, leí muchos clásicos literarios que le dejaban estudiar a mi hermana en la universidad. Ella también estudió lo mismo que yo.
A los dieciséis años, en un verano, leí “Cien años de Soledad” y me encantó. A los diecisiete, “La Antología del Cuento Hispanoamericano”. Ahí enganché con la literatura hispana.
¿Qué escritores lo influyeron en su estilo literario?
No creo tener un estilo literario definido, este se ajusta a lo que quiero contar. Pero creo que Gabriel García Márquez ha influenciado bastante en mí como escritor. También Julio Ramón Ribeyro.
¿Por qué prefiere la literatura hispanoamericana?
Porque hubo muy buena literatura hispana en el siglo XX. Es increíble. Me encantan las obras de Horacio Quiroga. Conocí el trabajo de Julio Ramón Ribeyro por un profesor de la Universidad de Navarra, Javier Navas. Me gustan sobretodo sus últimas publicaciones.
Estudié literatura hispanoamericana porque en ese momento me fascinó, la encontraba más moderna y rica que otras.
¿Por qué sitúa la mayoría de sus obras en Piura?
Porque se me hace mejor describir esta ciudad bajo una mirada de extranjero. No veo a la ciudad como algo mío. Hay una distancia.
¿Por qué prefiere llamar San Miguel a Piura?
Porque es como prefiero llamar a mi versión personal de Piura, que es la misma que la que describo en mis obras. Además, me gustó el nombre en alusión al arcángel San Miguel que es muy venerado en Navarra.
Sé que no le gusta escribir en estilo costumbrista, pero su última publicación: “La última muerte de Silvino Forossi” tiene más pinceladas de costumbrismo que sus obras anteriores…
Tal vez haya un poco de costumbrismo pero visto desde la fascinación, mas no llega a ser una obra costumbrista. La razón es que no intento ser geográficamente exacto, describo calles y avenidas pero no con precisión milimétrica. La mayor parte de la novela es producto de la invención, me gusta crear casi todo. Sólo utilizo ciertos datos de la época que quiero contar para contextualizar la obra.
“La última muerte de Silvino Forossi” es más una novela que tiene mucho de realismo mágico; es decir, que cuenta los hechos cotidianos como extraordinarios. Lo cotidiano puede resultar fascinante si se mira con ojos fascinados. Por eso, no hay que perder la capacidad de fascinarse de las cosas, de sorprenderse.
Lo cotidiano puede resultar fascinante si se mira con ojos fascinados
Muchas veces los escritores crean personajes parecidos a ellos. ¿Qué tanto se parece Silvino a usted?
Tal vez en la mirada fascinada de ver a Piura, desde la perspectiva de un inmigrante. Ambos enviudamos. Además, nos parecemos en que le damos mucha importancia a la familia, y somos de personalidad algo tímida y reservada.
¿Escribiría una obra autobiográfica?
No, porque creo que mi vida no es muy especial como para escribir sobre ella. Soy reservado. Me gusta más inventar historias y personajes.
¿Cuáles son sus planes futuros como escritor?
Te puedo hablar de mis sueños: quiero escribir hasta que me muera, todavía estoy en mis comienzos. No tengo una trayectoria literaria hecha. No sé qué se viene dentro de veinte años más, pero me gustaría escribir en otros géneros y publicar.
Ahora mismo, estoy escribiendo cuentos sobre las lluvias del ‘Niño Costero’ en Piura. Creo que alguien debería escribir una novela del tema, si puedo ser yo sería genial.
¿Qué consejos les darías a los jóvenes que quieran seguir sus pasos?
Que lean mucho y no dejen de escribir: “La práctica hace al maestro”. Que no tengan miedo a equivocarse. Que sean humildes para que así puedan aprender. Nadie escribe algo como “Cien años de soledad” al primer intento. Además, que tengan en cuenta que no todo lo que se escribe merece ser publicado, que se lo tomen con calma.
Recomiendo que lean a Julio Ramón Ribeyro, Alejo Carpentier y Luis Landero. Las obras de todos ellos te ayudan mucho a aprender a escribir.