En diciembre de 2014, el corazón de Stan Larkin no daba para más. Él y su hermano habían sido diagnosticados de miocardiopatía dilatada familiar, una enfermedad al corazón que causa debilidad a tal punto de disminuir la capacidad de bombear sangre eficazmente.
Conseguir un trasplante de órganos no es algo sencillo. Simplemente no hay suficientes órganos disponibles para todo el mundo y cuando hablamos de órganos vitales, como el corazón, mucho menos. Para tener una idea de lo complicado de este procedimiento, de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad Católica, la cifra anual de operaciones cardíacas en Perú apenas llega 14, ni que decir de encontrar un donante.
«Los dos estaban muy muy enfermos cuando nos encontramos con ellos por primera vez en la unidad de cuidados intensivos», comentaba Jonathan Haft, profesor asociado de cirugía cardiaca en la Universidad de Michigan y el cirujano de Larkin. «Queríamos conseguir los trasplantes de corazón, pero no teníamos tiempo suficiente«.
Por eso, los médicos le extirparon el corazón y lo engancharon a la máquina que, durante los próximos 17 meses, iba a bombear sangre por él. Stan Larkin se convirtió en uno de los primeros pacientes en llevar el ‘SynCardia Freedom’ un dispositivo portátil de unos 6 kilos que usa un compresor para bombear sangre a través del cuerpo. Su hermano también usó una de estas máquinas pero consiguió el trasplante en 2015. Stan lo consiguió hace poco, en mayo de este año.
La máquina está diseñada para ayudar en caso de insuficiencia cardíaca total cuando los dispositivos diseñados para ayudar en la insuficiencia parcial ya no funcionan. Y este impresionante caso ha demostrado ser capaz de mantener a los pacientes vivos hasta que se disponga de un trasplante. Dar esperanza, salud y tranquilidad es el mejor uso que se le puede dar a la tecnología.