El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, podrá postularse cuantas veces desee tras la aprobación de una reforma constitucional que elimina los límites a la reelección presidencial. Esta medida, avalada por una mayoría oficialista en el Congreso, también extiende el mandato de cinco a seis años y modifica el calendario electoral.
Mayoría oficialista impulsa cambios constitucionales sin oposición efectiva
La reforma se aprobó con 57 de los 60 diputados, todos ellos afines al partido Nuevas Ideas, en un proceso calificado como exprés por observadores internacionales. La nueva normativa establece la “reelección sin restricciones”, elimina la segunda vuelta electoral y sincroniza las elecciones presidenciales, legislativas y municipales a partir de 2027.
Además, se decidió recortar el actual mandato presidencial, que originalmente culminaba en 2029, para adelantar las elecciones generales a marzo de 2027, donde Bukele ya tiene luz verde para postular nuevamente.
Fuegos artificiales en San Salvador y respaldo del Congreso
Durante la sesión plenaria nocturna en que se ratificaron los cambios, se lanzaron fuegos pirotécnicos desde la plaza central de la capital salvadoreña. Desde el Congreso, el presidente legislativo Ernesto Castro celebró la decisión señalando: “Gracias por hacer historia, colegas diputados”.
La rapidez del trámite y la falta de debate parlamentario fueron objeto de críticas por parte de sectores opositores. Estos consideran que se trata de una estrategia para consolidar un régimen autoritario con fachada electoral.
Popularidad por seguridad, críticas por autoritarismo
Bukele mantiene altos niveles de aprobación, en gran parte por su política de mano dura contra las pandillas, que ha reducido notablemente los índices de criminalidad. No obstante, su estrategia se basa en un régimen de excepción que permite detenciones sin orden judicial, motivo por el cual ha sido duramente cuestionado por organismos internacionales de derechos humanos.
Reformas llegan tras represión a voces críticas
La aprobación de esta reforma ocurre tras una reciente oleada de detenciones de activistas, defensores de derechos humanos y periodistas, varios de los cuales se han visto forzados al exilio. Diversas organizaciones denuncian que el gobierno salvadoreño utiliza el aparato judicial para acallar la disidencia, mientras fortalece un modelo de control total del poder.
Con estas modificaciones, El Salvador entra en una nueva etapa institucional en la que, por primera vez desde la posguerra, un presidente podrá gobernar de forma indefinida y sin contrapesos electorales significativos.