En la región Piura, el Ejército y la Policía Nacional del Perú custodian la Planta de Tratamiento de Agua Potable (PTAP) de Curumuy y el canal Daniel Escobar. Ello con el objetivo de prevenir el uso ilegal de agua por parte de los agricultores. Esta acción la anunció el ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Durich Whittembury, quien llegó a Piura para supervisar el funcionamiento de las plantas de Curumuy y El Arenal, esenciales para el suministro de agua en varias provincias de la región. La medida responde a la reciente declaración de estado de emergencia en diversas zonas debido a la crisis hídrica.
Control en el canal Daniel Escobar
Whittembury explicó que efectivos de la Policía Nacional y del Ejército resguardan los últimos tramos del canal y a lo largo de sus 52 kilómetros. Esto con el fin de impedir que los agricultores instalen motobombas para extraer agua. Según el ministro, se encontraron al menos 200 motobombas a lo largo del canal, colocadas por agricultores que buscan garantizar el riego de sus cultivos.
«Nuestra prioridad es asegurar el consumo humano de agua, y tomaremos todas las medidas necesarias para que el recurso hídrico del Proyecto Especial Chira Piura llegue a nuestras plantas de tratamiento», subrayó Whittembury.
Avances en la producción
Durante su inspección en la PTAP Curumuy, Whittembury informó que la planta alcanzó el 100% de su capacidad de producción, suministrando 600 litros de agua por segundo. Este logro se dio tras las coordinaciones con el Proyecto Especial Chira Piura, encargado de administrar el agua del reservorio Poechos.
El ministro destacó que el objetivo es mantener un flujo constante de agua desde Poechos para garantizar un sistema de abastecimiento estable en Piura.
Zonas afectadas denuncian falta de agua
Mientras tanto, en el A.H. Micaela Bastidas del distrito Veintiséis de Octubre, los vecinos expresaron su frustración al no recibir el agua prometida por el ministro. A pesar de los anuncios de restablecimiento del servicio, aseguran no tener acceso al agua potable. Por ello, deben comprarla para sus necesidades diarias, criticando la calidad del agua distribuida en cisternas.
«Llevamos más de 10 años sin agua, y la escasez se ha agravado. Nos entregan cisternas insuficientes y poco confiables», señaló Elita Girón Reyes, presidenta de la Juveco local.