Rusia ha generado controversia al incluir al «movimiento internacional LGBT» en su lista de personas y entidades catalogadas como «terroristas y extremistas».
La decisión se produce después de que la Corte Suprema declarara en noviembre al movimiento como «extremista», lo que efectivamente resultó en la ilegalización del activismo LGTBQ en el país. Esta medida marca un giro preocupante en las políticas rusas hacia las minorías sexuales.
Postura de Putin sobre el movimiento LGBT en Rusia
El presidente Vladimir Putin, recientemente reelecto para un nuevo mandato de seis años, mantiene una postura firme en la defensa de «la familia» y la religión, contraponiéndolas a un Occidente que él describe como «decadente» e incluso «satánico».
Desde el inicio de la campaña militar en Ucrania en febrero de 2022, las autoridades rusas han intensificado la represión contra las minorías sexuales. Ejemplo de ello es el reciente caso de los gerentes de un bar en la región de los Urales, quienes fueron puestos en prisión preventiva y ahora enfrentan hasta diez años de cárcel por «extremismo» LGTB.
En línea con estas medidas, en 2013 se promulgó una ley en Rusia que prohíbe la «propaganda» de «relaciones sexuales no tradicionales» entre menores. Esta legislación se amplió considerablemente a fines de 2022, extendiendo la prohibición a cualquier forma de «propaganda» LGTB en medios, internet, libros y películas.
Restricciones adicionales
En un movimiento aún más restrictivo, en julio de 2023, los diputados rusos votaron a favor de una ley que prohíbe a las personas transgénero someterse a operaciones quirúrgicas y terapias hormonales.
Este conjunto de medidas generó preocupación tanto a nivel nacional como internacional, y recibió la atención por muchos como un retroceso en términos de derechos humanos y un ataque a la diversidad y la libertad individual.