Sin duda alguna el sector pesquero debe ser considerado como factor de primer orden para reactivar la economía del país y además asegurar seguridad alimentaria que derrote el hambre en el Perú. Veamos algunas medidas que pueden ayudar en ese camino:
- Implementar políticas inmediatas que no traigan costos elevados para que los restaurantes y negocios de comida marina puedan funcionar adecuadamente y con la preferencia que debe tener.
- Darle prioridad a la formalización de los pesqueros artesanales. Si bien mediante el DL N°1392 se promueve la formalización de esta actividad, es necesario un acompañamiento del sector a nivel gubernamental para brindar ayuda a todos los que se hayan decidido ir por éste camino. A ese efecto, darles las facilidades del caso con apoyo legal y técnico. Mediante el DL N°14847, se amplió la vigencia del proceso de formalización hasta el 5 de octubre del 2021. La misma debe ampliarse hasta ampliarse 2 años más.
- Promover el desarrollo de la pesquería nacional de atún. La pesquería del atún representa el 8% de las capturas a nivel mundial y el 15% del valor de esta captura. El 70% de la captura de atún se da en el Océano Pacífico; sin embargo, a pesar de la posición privilegiada con la que cuenta Perú para el desarrollo de esta pesquería ocupamos el puesto 44 en el ranking de países que participan en esta actividad, mientras que nuestro vecino Ecuador ocupa el puesto 6 representando el 5.3% de la captura mundial.
Si se aplicase las deducciones de impuestos a los combustibles utilizados para la actividad pesquera de atún, los beneficios serían los siguientes:
La recaudación tributaria vinculada a la pesca de atún pasaría de US$3.8 millones a US$22 millones por año.
Se generaría más de 6,000 empleos directos, solo en mano de obra.
Se atendería al 100% del mercado interno con producción nacional. Actualmente solo se abastece al 70% del mercado interno.
- Reactivar el régimen especial de pesca de anchoveta en la zona sur del país, que significaría la generación de 6,000 puestos de trabajo.
- Reducir los sobrecostos de la actividad pesquera, los cuales han incrementado hasta en un 400%. El primero de ellos es el correspondiente al control y vigilancia, el cual pasó de US$1 por TM descargada al momento de su instauración a US$4.2 el presente año pasado. Este costo podría reducirse hasta un 30% con la ayuda de la automatización que provee la tecnología.
He de decir que los datos han sido proporcionados por el propio sector pesquero. Y que de aplicarse echaría andar el círculo virtuoso de la economía popular. Los sectores olvidados se encargarían de llevar adelante un programa dinamizador de la economía nacional. Si los brazos del país que son la pesca y la agricultura son echados a trabajar pues el país crecerá basado en el trabajo de su pueblo. Esta es la hora. La hora de apostar al crecimiento economía popular. Es tiempo de futuro, de alegría, de la felicidad basada en Pan con Libertad. Ni más ni menos.
Por Juan Mejía