Define la Real Academia de la Lengua Española, la Envidia como «LA TRISTEZA, EL DOLOR O LA DESDICHA POR NO POSEER EL BIEN AJENO. SEAN ESTAS CUALIDADES SUPERIORES U OTRA CLASE DE COSAS….»
Desde ese punto de vista, no hay ser humano que no haya codiciado, no haya tenido cierta tristeza por ver el éxito ajeno. Para ser más precisos la envidia es un sentimiento común a todos los mortales. O en palabras más sencillas: TODOS ALGUNA VEZ HAN SENTIDO ENVIDIA EN SU VIDA. Es un sentimiento connatural a la persona humana.
Sin embargo, la Psiquiatría nos amplía el horizonte del conocimiento. Según el Dr. Saúl F. Salischiker, Médico Psiquiatra y Psicoterapeuta, «Cuando una persona se obsesiona y deja de vivir por estar pendiente de la vida de su adversario, de su entorno, y entre otras cosas siente agobio por cada uno de sus triunfos… Aparte de mostrar signos graves de inferioridad, te muestra que estas tratando con una persona psiquiátricamente enferma.»
Es decir, que hay que distinguir el celo, fastidio natural por el éxito ajeno de aquel odio enfermizo por el éxito de otro. Lo que es importante determinar es que en ambos casos, se trata de un pecado grave que ofende a Dios y a nuestros hermanos. Pero no solo eso, al ensuciarse nuestra alma con la Envidia, al ennegrecerse nuestra alma impide nuestra propia realización. Justamente al entretenerse viendo a los costados el éxito ajeno, pierdes tu valioso tiempo en labrar tu propio destino. Y es más destructora la envidia si encima sientes que esa persona no merece lo que tiene o que proviene de algún robo o de algún acto de maldad. Entonces si la envidia es un sentimiento connatural al ser humano y eso no nos hace bien y daña nuestra alma, nuestro crecimiento espiritual, nuestro crecimiento emocional, ¿qué debemos hacer?.
Pues es muy simple, controlar este sentimiento, mediante técnicas sencillas. Cuando veas que alguien tiene éxito, inmediatamente saluda el éxito ajeno. Salúdalo con efusividad. Luego, trata de aprender de esa persona. Pregúntale como lo logró y que medios puso para conseguirlo. Y te darás cuenta, que es producto de muchas horas de trabajo, de esfuerzo y planificación lo logrado. Luego, otra forma es trata de no averiguar la vida de los demás. Eso evita que sientas algún sentimiento negativo. En la medida que no controles esas sensaciones de dolor, menos luz tendrá tu alma, menos preparada y abierta a las bendiciones de nuestro Señor de los Cielos. Si controlas con eficacia y logras tener el hábito operativo (Virtud) de controlar esos sentimientos equivocados, con mayor facilidad tu alma estará preparada para el éxito. Solo te concentrarás en tu propia felicidad, en tu trabajo y en tu familia.
El EXITO, es otro concepto que debes tener claro. Es un término en latín que significa SALIDA. Es decir, aquel camino que nos trazamos y al cual aspiramos llegar. Por eso el Éxito no siempre es el mismo para todos. Pues la salida, ruta o camino que cada persona se traza y a dónde quiere llegar dependerá de su libre decisión. Por ejemplo, si el máximo sueño de una persona es ser el mejor
artesano de su comunidad, no le interesará tener dinero o poder. Solo le interesará llegar a la meta que se ha trazado. Por lo tanto las medidas del Éxito humano varían de acuerdo a los objetivos que se han trazado. La sociedad consumista solo está dando una sola definición de éxito. Aquel que tiene dinero y poder es solo el Exitoso. Y este absurdo concepto no solo es Falso sino ofensivo por ejemplo contra Gandhi o Jesús de Nazaret, quienes despreciaron el Poder Terrenal y nunca tuvieron dinero.
Por lo tanto, si deseas ser feliz, controla con acertada decisión la Envidia. No te engañes diciendo la estupidez «Yo no siento envidia por nadie». Trata de ubicar en tu alma esa sensación cuando se presente y con esfuerzo domínala hasta que logres no sentirla jamás. Y cuando menos lo imagines verás que la Vida te otorga el Sueño de tu vida. NI MÁS NI MENOS….