Desde 1986 cuando la Revista “Oiga” magnificó una pequeña casa de playa de madera en Naplo, empezó una persecución noticiosa infausta e infame contra Alan García. Luego de la Nacionalización de la Banca los límites desaparecieron. Todos los medios de comunicación se solidarizaron con los banqueros y empezaron una monserga de ataques. Empezaron a recibir en sus programas a un peculiar diputado que nunca probaba lo que decía. Pero que contaba unas historias de campeonato. Una y otra vez recorría los canales de la Televisión para enlodar sin fundamento alguno al Presidente de la República. Nunca se disculpó. Siempre le decía Jefe de la Mafia. Miserable. Los insultos no tenían límite. Ese diputado, contratado por su familia política, dueña de un Banco. El Banco Wiese de la Familia Wiese le buscó un trampolín.

Luego en los años 90 la prensa repitió los mismos argumentos sin fundamento. Como era obvio, el Poder Judicial desestimó todas las acusaciones por no estar probadas, fundamentadas y por ser grotescamente graciosas. Pero en el año 1992, luego del Golpe de Fujimori le reabrieron todos los procesos que eran Cosa Juzgada. Y entonces la prensa siguió repitiendo incansablemente toda una década más que Alan García era poco más que un truhan. Por más que se demostró que cada acusación no tenía fundamento, los niños de ese tiempo han crecido oyendo esas leyendas. Por más que una y otra vez se ha demostrado que no encontraron ni cuentas, ni testaferros, ni dineros ni nada. Se repitió y se repitió sin pausa y sin respeto alguno.

Cuando gana en el 2001 Toledo, Olivera continuó su campaña de demolición sin pausa. Esta vez le reabrieron investigación en la OEA por el caso “El Frontón”. Y ésta vez la Justicia Mundial dijo lo que siempre se ha dicho. Alan García no tuvo responsabilidad en los hechos. Fue un duro golpe a sus perseguidores. Y los jueces ni uno era peruano, y menos apristas. Eran Jueces internacionales.

Cuando Alan García gana en el 2006 y convoca un gobierno donde 2/3 del Gabinete por los 5 años no eran apristas, se pensó que ese malévolo plan de inmortalizarlo como ladrón iba a parar. Jamás le dieron tregua. Luego del 2011 le volvieron a abrir investigaciones y lo volvieron a acusar sin pruebas algunas.

En todos estos años, los enemigos ante la falta de pruebas, crearon otro mito. “Hay pruebas pero los jueces son apristas. Todos los Jueces lo son. Ellos son los que lo limpian”.

Digamos, que los peruanos durante 31 años han grabado en su disco duro mental que García es un delincuente. No solo de forma injusta, sino que además lo han dejado grabado en la memoria colectiva del país. Ya está en el subconsciente de la nación. Por eso, cuando de pronto saltó el tema Lava Jato/Odebrecht el pueblo estaba seguro que el primero que aparecería involucrado era Alan García. Sin embargo, pasaban los días y no aparecía nada. El problema ahora era que ya no podían decir que los Jueces eran apristas. Resulta que los jueces ahora son suizos, norteamericanos y brasileños. No hay forma de imputarlo o levantar una Leyenda. Y lo más espectacular es que quienes lo acusaron siempre y lo insultaron toda la vida están presos o con orden de captura. Fujimori, Toledo, Humala, Eliane Karp, Nadine. También aparecen complicados Villarán y hasta Olivera Vega.

Yo sé que a los peruanos éste sorpresivo hecho debe haberles puesto en shock. 31 años con una lección aprendida. Me los imagino como cuando los europeos habían aprendido durante siglos que el Sol giraba alrededor de la Tierra y luego quedó en evidencia que eso no era así, pues fue duro aceptar la nueva realidad. Pero así de dura es la Verdad. No importa que levanten una campaña incansable contra alguien, siempre la Historia pone las cosas en su justo medio las cosas. Hoy el Perú debe reaprender la Historia. Así de dura es la vida. La Verdad tarde o temprano termina por instalarse en la Historia. Alan no está complicado porque ya levantaron todos los secretos, ya abrieron todos las delaciones, testigos y no han encontrado nada de nada. Ni testaferros, ni correos, ni nada. Ni testigos. Nadie dice que le ha dado algo a García. Yo sé que esto es desesperante y decepcionante para sus enemigos. Hoy ya no convence que los Jueces son apristas. Bueno así es la Vida. Tan hermosa como misteriosa. Tan dura como justa. Tan locamente terca como tan sabia. Es tan fácil aprender de ahora en adelante: Alan García es honesto. Ni más ni menos.

Por Juan Carlos Mejía Seminario