Una de las cosas que el pueblo le reclama a sus instituciones es que escuche su sentir. El último fallo del Tribunal Constitucional que libera a Humala y a Heredia no solo es polémico, no es ni uniforme ni recoge la unanimidad jurídica, además tampoco recoge el sentido común instalado en la calle.

El derecho es el sentido común recogido en normas de convivencia de una Nación con la finalidad de que haya un orden social basado en un criterio mínimo de Justicia. De hecho si nos atenemos a éste concepto básico, la sentencia que excarcela a la pareja no resiste el concepto. El sentido común nos dice 3 cosas básicas:

  1. Humala y Heredia no utilizaron los mecanismos jurídicos previos y alternos para ser excarcelados. Debieron pedir la cesación de la prisión Preventiva. Nunca lo pidieron. En consecuencia el Tribunal Constitucional se ha excedido en otorgar por mayoría lo que nunca debió dar. De hecho, este elemento procesal vicia la sentencia de nulidad.
  2. ¿Cómo es posible que habiendo un peligro de fuga inminente, 4 miembros del Tribunal Constitucional voten en un sentido que afecta la Lucha contra la corrupción? Sus votos demuestran no solo intereses personales sino agradecimientos especiales. Sus votos violan en consecuencia el sentido común.
  3. ¿Cómo es posible que cuando la Fiscalía ya reunió todas las evidencias, todas las declaraciones de Mameri, Odebrecht, Barata, etc. que indignan al país, se les ocurre votar contra el sentido común que es justamente lo que respalda su accionar frente al pueblo?

Muchos han escrito que el Tribunal Constitucional debe desaparecer. Yo hace unos años atrás pensaba diferente. Los años me han hecho variar de posición. Soy un convencido que las funciones del Tribunal Constitucional debería tenerlas una Sala Suprema Constitucional y que el  TC debe desaparecer. Ha perdido legitimidad con los escándalos de los últimos años. Ni más ni menos.