El APRA no ganó las elecciones del 2016. Hoy es minoría en el Congreso. Y hay cierta confusión en la militancia y en los simpatizantes del viejo partido de Haya de la Torre sobre cuál debe ser su papel en estos años de gobierno.

Unos plantean que el APRA debe apoyar a Pedro Pablo Kuczynski y ayudarlo en su lucha contra el fujimorismo. Otros plantean que el APRA fiscalice al gobierno de turno aunque eso signifique votar con el fujimorismo.

Creo que ambas posturas solo plantean un lado de las cosas y no hacen un análisis amplio que contenga el todo. Pienso que el APRA debe entender que el Poder Ejecutivo está en manos de PPK y el Poder Legislativo en manos del Fujimorismo. Y en consecuencia, su papel es la de ser oposición a este Cogobierno. Debe dar el combate contra el Fujimorismo cuando este en alianza con el ppkausismo aprueban despropósitos como el de exonerar 2 mil millones de soles a los Supermercados. Debe dar la batalla contra el Ppkausismo cuando hay actos graves de corrupción y desgobierno. Debe dar batalla ahí donde el fujimorismo guarda silencio.

El APRA debe en estos momentos entender que en esta en la oposición a estos dos grupos. Como el Viejo Haya de la Torre gritó “Sin Washigton ni Moscú”, hoy debe gritar “Sin Washigton ni Tokio”. Debe tener su perfil definido con un programa social y con planteamientos claros. Cuando toque defender planteamientos de PPK que convienen al país pues se le debe apoyar sin reservas y luchar como leones contra el Fujimorismo.

Cuando toque fiscalizar algún acto del gobierno de PPK y toque hacerlo se debe hacer sin miedo y sin reservas. El APRA no es furgón de cola del Fujimorismo. El APRA no es furgón de cola del Ppkausismo.

El APRA no es furgón de cola del Cogobierno Ppkausafujimorista. El APRA debe confrontar la doble moral de la Izquierda Radical. Debe confrontarla sin miedo. Debe desnudar sus mentiras y falsedades. El partido de Haya de la Torre debe plantear hacia fuera una estrategia común. Una sola idea, un solo mensaje. No debe vivir escondido. Tampoco debe vivir acomplejado.

Hoy más que nunca debe recorrer un solo grito. “Sin Washington ni Tokio”. Ni más ni menos.