El proceso de ‘impeachment’ a la que fue sometida la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff, tuvo una duración de ocho meses y 17 días, hoy fue el final con la decisión de los senadores que votaron por mayoría la salida del cargo de la mandataria.

Fueron 61 los senadores que votaron retirar a su presidenta del cargo de manera definitiva, 20 rechazaron la medida, no hubo abstenciones.

La ahora ex presidenta necesitaba 54 votos como mínimo para mantenerse en el cargo, votos que trató de convencer con 14 horas de defensa, pero que no hicieron mayor influencia en los senadores.

Así acaban las funciones de la primera presidenta del gigante sudamericano, después de haber sido elegida en 2011 como sucesora de Luiz Inácio Lula da Silva y reelegida en 2014.

El alto mando recae en el vicepresidente, Michael Temer, actual rival político de Rouseff, el cuál había tomado el control del estado de Brasil en mayo durante el proceso, Temer permanecerá en el cargo hasta finales de 2018.

Razones del juicio político

La acusación central contra Rousseff se basa en que presuntamente violó normas fiscales, maquillando el déficit presupuestal. La denuncia al uso de fondos de bancos públicos para cubrir programas de responsabilidad del gobierno.

El argumento es que esa práctica está prohibida por una ley de Responsabilidad Fiscal. El gobierno de Rousseff presuntamente lo habría hecho para exhibir mayor equilibrio entre ingresos y gastos, y de esta manera ‘tapar’ el déficit que estaría pasando el país.

Rousseff negó en todo momento los hechos de los que se le responsabiliza y su defensa señaló que tales acusaciones no son suficientes para tomar una medida tan drástica como apartar un presidente de la república, además de catalogar como un ‘golpe de estado’ dicho proceso.