Sí se puede. En esta época del año en la que muchas de nosotras nos proponemos cumplir con la dieta. Y aunque nos cueste al inicio, hacemos lo posible para obtener la vida saludable que tanto hemos deseado.

Seguir una dieta no significa que arranquemos por completo todos los platillos deliciosos. Las restricciones estarán presentes, pero está en nosotras saber adaptarlas a nuestro nuevo régimen alimenticio.

El pollo a la brasa ha sido descartado de las dietas, quizás porque lo asociamos a las ricas papas fritas que las acompaña y a la gaseosa. Estos dos últimos elementos no son aceptados por los nutricionistas.

Sí puedes comerlo y sin ningún problema, sólo debes de tener algunos cuidados.

Pero, si los sacamos del rompecabezas nos queda un delicioso pollo que tiene una carga de sabor y menos grasa de lo que imaginamos. Si te preguntabas por la aparición de este plato bandera en tu dieta, déjame decirte que sí puedes comerlo y sin ningún problema, sólo debes de tener algunos cuidados.

Debes sacar el pellejo del pollo, porque es donde se acumula la mayoría de grasa y condimentos. Pide una ensalada extra y descarta las papas fritas. Aquí puedes jugar un poco con la elaboración, puedes apostar por verduras cocidas o frescas, o también un mix de ambas. Recuerda que tu plato debe tener color.

La mayonesa, ají, mostaza y demás déjalas a un lado. Puedes usar aliño de aceite de oliva, cebolla picada en cubitos pequeños y un poco de sal, esta será el mejor complemento. Ahora ya saben que pueden comer ese rico pollito a la brasa y no sentirse culpables por faltar a la dieta.

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