Un 22 de setiembre del 2016 Piura quedaba paralizada y aterrada por la muerte de un joven universitario de 19 años de edad.

Luis, o Luisito, Salazar fue la víctima de delicuentes que le asesinaron para robar un insignificante teléfono celular.

En ese entonces se promovió la marcha #QuieroMiPiuraSegura y las promesas de parte de muchas personas hacia la familia del joven, no se hicieron esperar. 

Ya pasó un año, rápidamente. Y los asesinos continúan caminando con total libertad por las calles, quizá haciendo el mismo daño a otras personas, quizá causando sufrimiento a tantas otras familias.

Roberto Salazar, el padre de Luis Salazar, escribió una carta hasta el cielo a la memoria de su hijo. Es una epístola que aclama el dolor de un padre por vivir en carne propia la ineficiencia de las instituciones que pudieron haber hecho un poco más por salvar la vida u honrar la memoria de Luisito.

"Este 22 de septiembre, mi hijo Luis Alfonso Salazar cumple un año en el cielo. También se cumple un año de sufrimiento, de lucha, de dolor, de recuerdos, de preguntas sin resolver, un año en busca de resignación.

¡Sufrimiento! Porque lo sigo extrañando, porque recuerdo las circunstancias en que fue abatido, porque vi a mi hijo perder la vida, ante los ojos de los “profesionales” de la salud, ante la indiferencia, sufrimiento por la impotencia de haber querido ser el dueño del hospital y abrir ese elefante blanco llamado quirófano, querer haber sido cirujano y operarlo a tiempo, impotencia ante el clamor por vivir, porque calmen su dolor, y no haber sido capaz de resolverlo.

La población se sensibilizó, las voces se alzaron, las autoridades se solidarizaron, lástima que no duró lo suficiente… lo suficiente para parar la ola delictiva, suficiente para encontrar justicia, lo suficiente para que las autoridades tomen conciencia del clamor colectivo.

Un año después de que una joven promesa fuera víctima de la inseguridad¿qué se ha logrado? ¿Alguna autoridad recordará que un jovencito de 19 años perdió la vida por un insignificante teléfono?

¿En qué ha cambiado o cómo ha escarmentado la institución de salud? ¿El sistema de emergencias ha mejorado? ¿Aquellos ineptos del hospital fueron amonestados por lo menos? ¿Fueron sancionados? ¡Nada ha cambiado señores!

Nada cambiará porque tenemos la memoria frágil, olvidamos rápido. Nada cambiará porque permitimos se vulneren nuestros derechos, permitimos que nuestras autoridades se roben nuestros impuestos, permitimos que nos den gato por liebre, permitimos que nuestra voz no sea considerada, permitimos que nuestros reclamos no sean fundados.

Un delincuente asesino camina con impunidad por las calles de nuestra ciudad, sigue delinquiendo, sigue haciendo daño y causando dolor a otras familias. Me he cansado de las promesas, del desinterés, de la indiferencia. Me canse de los hipócritas, me he cansado del sistema.

Ya no toco puertas, ya no pido audiencias. He visitado a mi hijo en su recinto de descanso, he orado por su alma, he llorado su ausencia, me he reconciliado con Dios, he entendido que no puedo vivir enemistado con él. A Dios he confiado la justicia, sé que llegará.

Un beso hasta el cielo, pichoncito."

Esta nota te recordará los detalles de lo sucedido hace un año: 

Roberto Salazar: “Se llevaron mi vida, Luisito era mi vida”