Son 11: 35 pm. y me llega el mensaje “¿está despierto Juan?”. Es Alan. Si, le respondo. Si estoy despierto compañero.  Junio de 2017. Y una vez más quiere conversar.

Luego me insiste “¿Qué tal está con su tiempo?”. Estaba por dormir compañero, pero heme aquí. Dígame. Inteligente como siempre me dice: “No. No. Dígame usted”. Bueno, que tal si empezamos por su padre. ¿Me contestaría eso? Luego de varios segundos Alan me responde: “Trataré. No hay problema”.

Juan: ¿Conoce a su padre cuando usted tenía 05 años de edad? ¿Por qué?

Alan: Mi padre estuvo preso por el dictador Odría. Era el Secretario de Organización del APRA y fue detenido solo por eso. Y confinado en una prisión.

Juan: ¿Fue doloroso para usted compañero?

Alan: Era muy pequeño. Pero mi madre me cuenta que yo preguntaba por mi papá. Cuando crecí me di cuenta que fue muy doloroso para mi madre. Ella trató de que nunca notáramos su ausencia.

Juan: Se emociona cuando habla de su madre…

Alan: Son personalidades diferentes la de mi padre y la de mi madre. Mi madre muy querendona, muy madre. Y mi padre muy parco, le decían “El Cartujo” por silencioso. Pero siempre mi padre calmado. Un hombre bueno. Recto y bueno.

Juan: ¿Y de política hablaba con ellos?

Alan: Claro. Mi madre más extensiva y emocional. Mi padre más conceptual y consejero. Los oía de hablar  de un hombre que no conocía pero estaba presente. Ellos hablaban de Haya de la Torre. Era como un héroe. Un mito. Era un niño y despertó mi curiosidad. Mis padres como buenos apristas ambos me enseñaron a quererlo, pero en mi nació las ganas de conocerlo. Como un llamado extraño.

Juan: Volvamos a su padre. ¿Cómo era su relación con él en su primer gobierno? Le dijo algo especial.

Alan: Me lo dijo cuando ganamos. “Me imagino Alan que sabes lo que has hecho. ¿Verdad? Tienes con tu actuación que honrar al jefe y a los mártires del aprismo”. Eso me dijo. Me sorprendió que no me dijera lo clásico. Deja bien nuestro apellido o cosas así. Mi padre me habló de Haya de la Torre, de los mártires del aprismo.

Juan: Y cuando oye los ataques…

Alan: Nunca he albergado odios y rencores. No asumo jamás cosas que nunca hice. Me han perseguido innoblemente en muchos casos, pero yo no me quejo. Sé que es el camino duro de querer ser aprista.

Juan: ¿Qué le decía su padre en el primer gobierno, por ejemplo, en la crisis por la nacionalización de la banca o por la creación del Ministerio de Defensa? ¿Le decía algo?

Alan: Bajaba y me decía. “Ya pasó hijo. Ya pasó”. A veces también me decía: “Recuerda hijo que toda cosa es pasajera. La buena y la mala. Todo esto pasará”.

Juan: …..

Alan: Juan, ¿está?

Juan: Si. Solo que se me hizo un nudo en la garganta. Usted es emotivo, ¿Cómo controla la emotividad?

Alan: Aprendes a hacerlo. Lea mi libro sobre Oratoria.

Juan: Si lo he leído. Una belleza… Compañero y el exilio, ¿Cómo fue su relación con su padre?

Alan: (Segundos en silencio, varios)…Bueno Juan, es un poco complicado hablar para mí de eso…

Juan: Si gusta no responda…

Alan: No. No. Quiero contarle. Mi padre sufría un poco del corazón por su edad. Y la persecución noticiosa luego de la nacionalización de la banca en 1987 claro que le afectó. No lo decía. Pero lo intuía. Sin embargo, el respetaba y respaldaba mis actos como padre. Luego del golpe de Estado del 05 de abril, pues al verme en el exilio, eso le afectó más…

Juan: Usted supone compañero…

Alan: Claro que lo supongo. Pero eso sucedió.

Juan: Es duro

Alan: Si lo es. Sin duda. Caray Juan. Nunca hablo de estas cosas. Y usted me hace contarle cosas…

Juan: Compañero. Si gusta ya no…

Alan: No. No. Yo ya perdoné. Pero si me hirió casi de muerte no poder venir a verle en los momentos de agonía a mi padre.

Juan: Lo entiendo mejor que nadie. Perdí a mi madre trágicamente… pero me hubiera muerto de dolor no poder estar con ella. Yo le entiendo. A veces lo que no he alcanzado a entender es como pudo perdonar…

Alan: Mis padres así me enseñaron. Y mi segundo padre, Haya de la Torre también me lo enseñó. El odio, Juan, no debe caber en nuestra existencia mortal. Es dañino.

Juan: Algunos creen que es una pose política.

Alan: Falso. Si yo me cargara de rencor me vengaría de las personas. Nunca he hecho eso. No lo tengo en mis códigos mentales, Juan.

(Continuará)