Conversar con Alan no tiene nada de protocolo. Tener un amigo súper culto, educado, juguetón y muy respetuoso, es algo muy preciado. Así que empezamos esta serie de entregas sobre los diálogos con Alan García. Espero sea de utilidad. Conocerán a un Alan diferente. Y aspectos pocos conocidos de su vida. Veamos:

Juan: ¿Cómo se siente más cómodo que le llame presidente o compañero?

Alan: Llámeme como guste. Sé que viniendo de usted es con el mayor de los respetos y con mucho afecto Juan.

Juan: ¿Es noctámbulo compañero Alan?

Alan: Pues sí. Leo mucho y muchas veces se me va la hora leyendo. Soy un aficionado a leer mucho historia. No solo la pequeña historia de los pueblos sino la Gran Historia, los grandes ciclos. Sería bueno que lea mucha historia Juan. Empiece con Basadre…

Juan: Bien. Lo haré sin duda. Gracias por el consejo compañero. ¿Y es verdad que en 1985 en la mañana de la entrega de credenciales por el JNE y luego, el mismo 28 de julio de 1985, usted tuvo dudas de ir a asumir el compromiso?

Alan: Dudas no. Fue un momento de reflexión. Yo sabía a lo que iba, sabe. Tenía 35 años y me pregunté si aún estaba a tiempo de no comprometer toda mi vida con una causa…

Juan: ¿Toda su vida? Solo son 5 años…

Alan: Eso no es cierto Juan y usted lo sabe. Asumir un cargo así iba a modificar mi vida para siempre. Y más que soy aprista, tenía claro que no iba a ser fácil. Así que esa mañana estuve largos minutos a solas pensando si aún había la posibilidad de tener una vida más sosegada. Una vida con más pausa y con menos peligros. Pensaba en el tiempo que les quitaría a mis hijos. Eran pequeños. Bueno…Recordar eso…me pone un poco sensible.

Juan: ¿Cree que fue en vano entonces tanto sacrificio?

Alan: No. No. De ninguna manera. Si Dios me diera vida y pudiera servir a la patria lo haría mil veces otra vez.  Pero si hubo un momento de reflexión. Y fue altamente positiva. Esa mañana prácticamente decidí todo el futuro de mi vida. Y de paso la de mis hijos.

Juan: Se emociona cuando habla de sus hijos compañero Alan…

Alan: Son un bello regalo de Dios Juan. Un bello regalo…

Juan: ¿Es verdad que en aquella ocasión en silencio pedía a Víctor Raúl que le ayude, que lo inspire? Hay una leyenda urbana. Dicen que cuando necesitaba “hablar” con el Jefe usted iba a Alfonso Ugarte y pedía que le abran la Jefatura y entraba solo…

Alan: Algunas veces hice eso. Es verdad. Luego aprendí que no era necesario estar en un lugar para poder sentir su presencia o consejo…

Juan: Lo oigo y repaso esos momentos en mi mente y se me pone la piel de gallina. Decidir en unos minutos toda una vida…

Alan: Si. Es fuerte. No me arrepiento de nada.

Juan: ¿Ni por la incomprensión de la gente o por el mal agradecimiento tal vez?

Alan: No. No. El pueblo peruano es generoso.

Juan: ¿Piensa eso luego de la derrota del 2016?

Alan: Claro. El hecho de haber perdido no significa que no sea el Perú un pueblo generoso. Simplemente que ésta vez por varios factores pensó que no era el momento del Aprismo. Yo no me complico. La vida siempre continúa…

(Continuará)